El presidente sirio, Bashar al Asad, se alzó este miércoles con la victoria en las elecciones de su país con 88,7% de los votos, un escrutinio calificado de “farsa” por la oposición y algunos países occidentales.

La victoria, anunciada antes de lo previsto por el presidente del Parlamento, Mohamad al Laham, le dará una amplia coartada a Asad para intensificar su combate contra la rebelión, tras tres años de guerra civil.

La oposición y sus aliados occidentales denunciaron los comicios celebrados el martes, organizados únicamente en las regiones bajo control del régimen de Asad.

Los comicios fueron “ficticios” aseguró el secretario de Estado norteamericano John Kerry al llegar a Beirut, en una visita inesperada.

Previamente su gobierno había calificado los comicios de “vergüenza”, mientras que Francia los tildaba de “farsa”.

La participación fue del 73,42%, según medios oficiales, lo que significa 11,6 millones de personas de los 15,8 millones que podían votar, según el presidente del Parlamento.

Las cifras del enfrentamiento que desangra al país indican que Siria ha perdido 162.000 vidas, y que nueve millones de personas perdieron su hogar en los últimos tres años.

A pesar de la polémica, Asad, de 48 años, renueva un tercer mandato de siete años.

Los otros candidatos, Hasan al Nuri y Maher al Hajar, eran dos desconocidos que obtuvieron respectivamente 4,3% et 3,2% de los votos.

Los resultados eran esperados el jueves por la noche, pero el régimen los anunció con anticipación.

Por otra parte, tres personas murieron y docenas resultaron heridas a causa de los disparos de júbilo de los partidarios del presidente en Damasco, aseguró Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

La televisión oficial, Al Ijbariya, mostró escenas de alegría popular, mientras que en las redes sociales la oposición dentro y fuera del país prometía la caída del régimen.

“Felicito a Siria por la elección de su líder, que conducirá a su pueblo hasta la orilla de la seguridad y la estabilidad”, dijo el presidente del Parlamento.

“Frente al complot, el pueblo eligió reconducir a sus dirigentes para restablecer la seguridad, luchar contra el terrorismo y reconstruir el país”, afirmó previamente el ministro sirio de Relaciones Exteriores, Walid Muallem.

El régimen de Asad nunca reconoció al movimiento de protesta lanzado en marzo de 2011 y que, violentamente reprimido, se transformó en rebelión armada calificada de “terrorista” por el poder.

Fuerte participación

A pesar de la guerra, parte de la población sigue apoyando a Asad.

“Millones de sirios han acudido a votar desafiando el terrorismo y los coches bomba para afirmar la legalidad de un nuevo mandato de Bashar al Asad que durará hasta 2021″, escribió el diario Al Watan.

“Los colegios electorales han sido tomados por asalto. Esto refleja el alto grado de responsabilidad hacia los desafíos de la guerra terrorista contra la que deben luchan en Siria”, afirmó por su parte el diario oficial As Saura.

Sin embargo, las calles estaban casi desiertas en Damasco el día de la elección, debido a la caída de numerosos obuses disparados por los rebeldes.

“Más de 130 obuses de morteros cayeron el martes sobre Damasco y sus alrededores en manos del régimen”, matando a tres personas, indicó OSDH.

Como el día de las elecciones no era feriado, mucho empleados del servicio público votaron en su oficina.

La elección se celebró en torno a un 40% del territorio, donde vive el 60% de la población.

La Unión Europea (UE) consideró las elecciones “ilegítimas” e instó a hallar una solución “al horrible conflicto”.

En Nueva York, la ONU insistió por su parte en que es “primordial” que el gobierno sirio se deshaga de sus últimos contenedores de armas químicas.