Varias centenas de civiles sirios afluían el sábado hacia el caso viejo de Homs (centro), ex bastión rebelde en manos del ejército sirio desde el viernes, donde la mayoría encontraba sus viviendas destruidas por los bombardeos y combates.

El viernes, el ejército sirio entró por primera vez en dos años en el casco viejo después del fin de la retirada de los rebeldes tras un acuerdo firmado por los beligerantes.

“Mi marido encontró ayer nuestra casa destruida. Hemos venido a recuperar nuestras pertenencias” afirmó a la AFP Rima Batah, de 37 años. “La destrucción es terrible”, añadió, con cinco grandes sacos en la mano.

Nawal al Masri, de 51 años, con velo y bata negros, perdió su taller de costura, en el zoco del casco viejo.

Todo está destruido, todas las máquinas de coser fueron robadas, incluso la heladera y el generador de electricidad”, describió a la AFP.

“Lo único que encontré fueron mis tijeras en el interior de una canasta”, agregó.

El centro de la tercera ciudad de Siria es ahora “seguro y totalmente libre de armas y de hombres armados”, indicó el gobernador de Homs, Talal al Barazi, citado por la agencia oficial Sana.

Tras la retirada de cerca de 2.000 personas, en su gran mayoría rebeldes, gracias a un acuerdo inédito entre los beligerantes, el ejército pudo entrar el viernes por primera vez desde hace más de dos años en la vieja ciudad, tras un asedio acompañado de intensos bombardeos que devastaron las filas insurgentes.

Algunos habitantes rehusaban hacer declaraciones. “Déjeme en paz”, espetó un hombre al borde de las lágrimas, mientras empujaba un carro con piezas de su auto.

Fue en Homs, considerada la “capital de la revolución”, donde se inició la revuelta contra el régimen convertida en una guerra civil que en tres años ha causado más de 150.000 muertos y unos 2,6 millones de refugiados.