Estados Unidos se negó este lunes a comentar las afirmaciones de que sus servicios de inteligencia están espiando a varios cientos de prominentes personalidades alemanas, aunque no desmintió los informes que dan cuenta de esas actividades.

Las afirmaciones de la edición dominical del diario Bild, tras la última disputa trasatlántica sobre las anteriores revelaciones de que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense interceptó comunicaciones de la canciller Angela Merkel, entre otros gobernantes del mundo, constituyen otra prueba para las tensas relaciones entre Alemania y EEUU.

El Consejo de Seguridad Nacional no confirmó ni negó los informes del diario Bild del domingo en el sentido de que Washington estaba espiando a cientos de figuras clave de Alemania, entre ellas un ministro del gabinete, pero la portavoz Caitlin Hayden señaló que las agencias norteamericanas continuarían realizando sus tareas habituales.

Hayden indicó que los organismos de inteligencia seguirán “recopilando información sobre las intenciones de los gobiernos -a diferencia de los ciudadanos comunes- en todo el mundo, del mismo modo que lo hacen los servicios de inteligencia de todas las demás naciones”.

“No vamos a disculparnos porque nuestros servicios sean más eficaces”, indicó.

El informe divulgado desde Berlín afirmó que 320 líderes políticos y empresariales en Alemania eran vigilados por la NSA, incluido el ministro del Interior, Thomas de Maizière.

El periódico citó a un alto funcionario no identificado de la inteligencia de EEUU que dijo que espías norteamericanos habían recibido la orden de no permitir que el cese del espionaje a las comunicaciones de Merkel obstaculice la recopilación de información valiosa.

El informe deja mal parada a una entrevista de la revista Der Spiegel con el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, publicada el domingo y en la que el jerarca expresó su convicción de que Estados Unidos había aprendido la lección tras el escándalo desatado al conocerse que espiaba a los países aliados, entre otros, lo cual tenía “un precio político”.

El escándalo lo desató el ex analista Edward Snowden, responsable de las filtraciones sobre el programa de vigilancia de la NSA y hoy refugiado en Rusia, quien filtró a medios internacionales miles de documentos clasificados a mediados de 2013, lo que desencadenó una polémica planetaria sobre el espionaje de la inteligencia estadounidense.