En la historia de la humanidad hubo un científico que llegó a revolucionar por completo a -la que era en ese entonces- la única creencia de cómo llegamos a existir como raza humana: la religión.

Charles Darwin propuso que todas las especies del planeta habían evolucionado con el paso del tiempo a partir de un antepasado común, gracias a la selección natural, la que se basa en que algunos organismos tienen variaciones que se van heredando, las que les permiten sobrevivir y adaptarse a su entorno.

En el marco del natalicio de Charles Darwin el 12 de febrero de 1809, Muy Interesante recopiló algunos de los postulados que indicarían que el ser humano seguiría evolucionando. Este tema sigue causando controversia dentro de la comunidad científica, ya que hay algunos investigadores que aseguran que la selección natural dejó de afectar al hombre, gracias -en gran parte-, a los avances tecnológicos.

Sin embargo, otros indican que el desarrollo de los seres humanos se ha concentrado en los últimos miles de años, cambios que posiblemente continuarán en las futuras generaciones que sigan poblando la Tierra. Acá te mostramos algunos de ellos:

Somos menos inteligentes: La Universidad de Umea en Suecia determinó que el ser humano ha reducido su coeficiente intelectual en las últimas décadas, gracias a que las personas más inteligentes no tienen tantos hijos. En tanto, los que tienen genes más débiles en este aspecto, aumentan su descendencia.

Tenemos un cerebro más pequeño: Mediciones indican que el volumen del cerebro del ser humano ha disminuido en un 10% en los últimos 3 mil años. Para que te hagas una idea, esto equivale al tamaño de una pelota de tenis.

Esto se explicaría porque desarrollamos una forma de inteligencia más sofisticada y gracias a los avances en la “supervivencia”, ya no dependemos de la materia gris que controlaba nuestro cuerpo para sobrevivir.

Somos mejores músicos: La habilidad musical indica que tenemos mejores capacidades de aprendizaje y motricidad fina… Y también sería un indicador de éxito reproductivo. Además, la raza humana nace con una predispocisión al baile, señal de que tenemos mejores habilidades sociales y capacidad para comunicarnos.

¡Viva la monogamia!: La Universidad de British Columbia en Canadá reveló a través de un estudio que los hombres que practicaban la poligamia solían ser más violentos, pobres y con una desigualdad de género muy marcada en su entorno. En tanto, la monogamia reduce la competitividad masculina, al igual que los factores antes nombrados.

Somos mejores cocineros: Tal vez puedes pensar que hace varios milenios no habían tantos estudios y personas dedicadas al tema, sin embargo una cosa muy simple es la que nos hace mejores chefs: cocer la carne. Un equipo de científicos de la Universidad de Hardvard descubrieron que la carne cocida nos da más energía que la carne cruda. El estudio sugiere también que los humanos estaríamos adaptados para aprovechar de mejor manera los beneficios de los alimentos cocinados.

Somos mejores mentirosos: Quizás esto no sea una evolución positiva, sin embargo, puede “salvarnos” en algunas ocasiones. Hay investigadores que indican que el “saber mentir” sería -incluso- una ventaja evolutiva, ya que serviría para tratar conflictos de interés que se presentan en la naturaleza.

Humanos más lectores: Según los estadounidenses Jonathan Gottschall y Joseph Carroll -investigadores especialistas en evolución-, la literatura ayudaría a favorecer algunos comportamientos sociales de “adaptación”, incitando a combatir los impulsos de cada uno y así trabajar en comunidad.