Un recorrido normal realizaba Omar Fredes, conductor de la línea de microbuses Sotrapel, cuando fue víctima de la caída de una propaganda electoral. Mientras avanzaba hacia Chiguayante a la altura de Pedro de Valdivia frente al supermercado Jumbo, el letrero se desprendió intempestivamente sobre su parabrisas.

La máquina con pasajeros se detuvo ante el golpe, constató la trizadura del vidrio que deberá renovar y de fortuna todo quedó en un enorme susto, para él y los ocupantes del vehículo.

El letrero correspondía a la candidata a senadora, Jacqueline van Rysselberghe y su hermano, el candidato a diputado Enrique van Rysselberghe. El comando de ambos desestimó entregar versión pública del hecho, pero sí confirmó conversaciones con el afectado.

El suceso se suma al que afectó a una mujer en su automóvil que en un hecho similar sufrió la caída sobre su capot de una gigantografía del candidato Daniel Contesse, quien en su oportunidad pidió disculpas públicas, a través de su jefe de campaña.

Estos casos constatan la negligencia en la colocación de propaganda y la peligrosidad del material que pone en riesgo a diario a los peatones y automovilistas.