A casi tres años de su reapertura luego de la quiebra del año 2008, vuelve a instalarse la incertidumbre entre los trabajadores de la fábrica Bellavista Oveja Tomé.

Esto, porque los empleados aseguran que no hay insumos y que se están vendiendo los telares, con la intención de reducir la producción.

El fantasma de un cierre definitivo ronda a los 150 funcionarios de la planta fundada en 1865 y que el año 2010 fue adquirida al síndico de quiebra por el Grupo Sabat en cerca de mil 600 millones de pesos.

Temen despidos, lo que anticipan sería catastrófico en Tomé. Según el presidente del sindicato de trabajadores, Ivor Ibáñez, la administración les habría confirmado la idea de “achicar la empresa”, lo cual ya se evidencia con la venta de maquinaria.

Recordemos que la crisis que vivió la fábrica hace cinco años obligó a su cierre en diciembre de 2007, luego vino la declaración de quiebra y tras el terremoto la reactivación de mano Juan José Sabat y su hijo Juan Carlos, que compraron la textil.

La diputada Clemira Pacheco concurrió este viernes a la planta para conocer el presente de los trabajadores, y pidió a los dueños transparentar qué va a pasar con la fábrica.

La inquietud de los empleados aumenta al constatar que no hay compra de materia prima y que pasan días parados sin tener nada que hacer. En 2007 ya vivieron la desvinculación de 750 personas y no quieren repetir ese momento.

Los tomecinos reciben con incertidumbre estas señales, pues en la comuna escasean las fuentes laborales y diariamente unas tres mil personas deben viajar a Concepción para trabajar.