Hasta el 17 de Febrero se realizará en Madrid, la 32ª edición de la Feria de Arte contemporáneo Arco. ÁFA de Chile se hará presente con una interesante propuesta de Alvaro Oyarzún, uno de los seleccionados para formar parte de la sección Solo Projects: Focus Latinoamérica.

Esta instancia se plantea como un espacio de investigación en torno a la creación de América Latina con la colaboración de un equipo de comisarios internacionales: Inti Guerrero, director artístico de TEOR/éTica, Costa Rica;Catalina Lozano, co-fundadora de de_sitio, México; Gabriel Pérez Barreiro, director de la Colección Patricia Phelps de Cisneros, Nueva York; Alexa Tala, comisaria independiente, Chile y Cristiana Tejo, comisaria independiente, Brasil.

Alvaro Oyarzún Sardi es pintor y artista visual. Nació el 1º de noviembre de 1960 en Santiago, Chile. Realizó cursos de arte en el Instituto de Arte Contemporáneo de Santiago y en la Universidad Católica de Chile.

Biografía

Reconociéndose como artista autodidacta, en 1987 fue uno de los fundadores del grupo llamado El Piano de Ramón Carnicer integrado por artistas plásticos y poetas, entre ellos, Iván Godoy y Hernan Meschi. Su propósito tenía que ver con una corriente artística que perseguía la valoración de lo marginal en contraposición con el arte de carácter comercial. En ésta época el artista realizó un arte irreverente en el que utilizó ciertos íconos del medio nacional considerados intocables en ese tiempo.

En 1990 viajó a Europa. Se radicó por un tiempo en España, luego se fue a París donde permaneció por más de diez años.

En etapas posteriores Oyarzún se interesó por la naturaleza artificiosa del paisaje pintado. Su intención era reflexionar acerca de la multiplicidad de reproducciones de una misma imagen que pueden acumularse en la conciencia del espectador. Buscó en forma intencional establecer en sus pinturas, un diálogo de atracción y rechazo entre el público y la obra, a través de imágenes que repelen y atraen al mismo tiempo, como por ejemplo, el mar y roqueríos. En estas obras destaca el color reducido al gris que enfatiza un simbólico silencio o la detención del tiempo, la desolación y la sensación de extrañeza y desazón ante el paisaje presentado.

En la década de los noventa continuó pintando paisajes, autorretratos y cuadros abstractos, en acrílico sobre telas de lino. Estas obras invitan a una lectura no convencional por parte del espectador. Como sus principales temáticas surgen la reflexión sobre el ejercicio del artista y el rol del arte dentro de la producción actual y sus posibilidades como medio expresivo.

Entre sus obras más reconocidas esta el proyecto Transplante, gestado en Francia en 1998 y presentado en Chile en el 2001. Éste consistió en trescientas treinta y tres pinturas de órganos inventados del cuerpo humano, imágenes que utilizó como vehículo para presentar su problemática. Lo mismo ocurrió con la ejecución de 133 autorretratos, sutilmente distintos, con acento en la luz, el color y el oficio. Su postulado abre interrogantes a partir de lo que el ha denominado ” la fatiga del artista y la desesperada búsqueda de hacer sentido en el arte”.

En las series antes mencionadas, aplicó una estrategia que el mismo denominó de ” la urgencia”, en ella repite elementos elegidos por su carga conceptual, anulando todo tipo de sentimentalismo a través del oficio frío y planificado. De esta forma ha pretendido dar un ” nuevo flujo de vida al arte”, entendiendo al arte contemporáneo como un cuerpo enfermo, que necesita reactivar su capacidad para asimilar y reciclar su entorno inmediato y más allá. Para Oyarzún, el artista y su obra forman un todo indisoluble que provoca un impacto ante el espectador y la sociedad.