Un equipo internacional de astrónomos descubrió que, al igual que el proceso de envejecimiento de las personas, que tiene directa relación con la edad, algunos cúmulos de estrellas nacidos tras el Big Bang evidencian distintos grados de desarrollo, mostrándose más jóvenes o envejecidas.

Utilizando el telescopio MPG/ESO de 2,2 metros en el Observatorio La Silla de ESO y el Telescopio Espacial Hubble de NASA/ESA, los científicos descubrieron que pese a que los cúmulos globulares de la Vía Láctea tienen edades que fluctúan entre los 12 y 13 mil millones de años, muchos de ellos permanecen con un espíritu joven.

Los astrónomos descubrieron un particular mecanismo de rejuvenecimiento. Las estrellas de los cúmulos tienden a tener la misma edad. Las brillantes de mucha masa se consumen pronto, por lo que los cúmulos deberían mantener solo las estrellas de menos masa.

Sin embargo, algunos de estos cúmulos reciben un nuevo soplo de vida, obteniendo combustible extra que las alimenta de nuevo y las hace brillar considerablemente. Esto puede ocurrir si una estrella atrae material de otra estrella vecina a medida que dos estrellas se fusionan, o si colisionan. Las estrellas revigorizadas son llamadas azules rezagadas, y su alta masa y brillo son las propiedades que han dado fundamento a este estudio.

Se comprobó que las estrellas más pesadas se precipitan hacia el centro del cúmulo a medida que este envejece. Las elevadas masas de las azules rezagadas dan a entender que se ven fuertemente afectadas por este procesos, mientras que su brillo las hace relativamente fáciles de observar.

Los detalles de esta investigación, que proporciona la primera evidencia empírica de a qué velocidad envejecen diferentes cúmulos, salen publicados en el últimos número de la prestigiosa revista Nature.