El diálogo entre el gobierno colombiano y las FARC transcurría en un ambiente “cordial, respetuoso”, horas antes de la apertura formal este jueves, en las afueras de Oslo, de un proceso de paz para poner fin a un conflicto de casi medio siglo, declaró una fuente gubernamental colombiana.

El ambiente entre las partes es “cordial, respetuoso”, dijo a la AFP la colombiana en Noruega, país garante del proceso de paz junto con Cuba. Venezuela y Chile actúan de acompañantes.

Las delegaciones están reunidas a puerta cerrada desde las 02H00 (de Chile) en un lugar mantenido en secreto en las afueras de Oslo para tratar aspectos logísticos y el lanzamiento esta tarde del proceso de paz, agregó la fuente.

El proceso de pacificación arrancará formalmente en la pequeña localidad de Hurdal, a una hora por carretera al norte de Oslo, con un comunicado, seguido de una conferencia de prensa.

La etapa siguiente se llevará a cabo en La Habana, donde las partes negociarán los cinco puntos de la agenda: el problema agrario, la participación política, el fin del conflicto, el narcotráfico y la situación de las víctimas.

El objetivo último es lograr un cese de las hostilidades, que las partes negociarán sin silenciar las armas. Santos se opone a un alto el fuego reclamado por la guerrilla, que ha anunciado su intención de pedir su inclusión en la agenda.

Es muy probable que el acceso a la tierra, un problema endémico en el país debido al conflicto armado y al fracaso de las políticas agrarias, sea el primer tema abordado en la negociación. Una cuestión simbólica para la guerrilla marxista, nacida en 1964 tras una insurrección campesina.

El narcotráfico es otro de los temas espinosos, ya que una de las fuentes de financiación de la guerrilla sería el cobro de impuestos a los cultivadores de coca.

Y luego está la situación de las víctimas, sobre todo de los millones de desplazados. La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras promulgada por el presidente Santos prevé indemnizar a cuatro millones de damnificados y devolver para 2014 dos millones de hectáreas, arrebatadas desde 1991 en su mayoría por grupos armados de extrema derecha y guerrillas de izquierda.

Después de tres fracasos en los últimos 30 años, el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dan otra oportunidad a la paz.

Y para ello cuentan con el respaldo de la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, que lo apoya “sin involucrarse”, pero manteniéndose informado “regularmente”, afirmó el miércoles una portavoz del Departamento de Estado.

El proceso cuenta con varias fases y en Oslo se lanza la de la negociación propiamente dicha, que si se supera daría paso a la de la aplicación de los acuerdos.

Para arrancar el proceso, el gobierno del presidete Juan Manuel Santos envió a Oslo una delegación dirigida por el exvicepresidente Humberto de la Calle e integrada, entre otros, por dos generales y un industrial.

La de la guerrilla está encabezada por su número dos, Iván Márquez, e incluye, además de varios comandantes, a Simón Trinidad, que purga una pena de 60 años de cárcel en Estados Unidos. Por el momento se desconoce si éste participará de alguna manera en las conversaciones.

La guerrilla de las FARC no es la única activa en Colombia. El grupo guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN) cuenta con con 2.500 integrantes.