Dos semanas después del golpe de Estado en Malí, la junta militar se comprometió a entregar el poder a los civiles, cuya prioridad será intentar pacificar el norte del país, donde imperan la violencia y la anarquía.

El viernes en la noche, el capitán Amadú Haya Sanogo, jefe de la junta que derrocó el 22 de marzo al presidente Amadú Tumani Turé, acusado de “incompetencia” en su manejo de la situación en el norte, apareció en la televisión para anunciar la transferencia del poder a los civiles.

Ese traspaso, que prevé la designación de un presidente de la república y de un primer ministro de transición hasta la realización de elecciones (presidencial y legislativa), está contenido en un “acuerdo-marco” firmado con los representantes de la Comunidad económica de los Estados de Africa del Oeste (CEDEAO).

El presidente de la CEDEAO, el marfileño Alassane Ouattara, cursó instrucciones para suspender “inmediatamente” el embargo de la organización contra Malí, declaró Bassolé.

El 2 de abril, la CEDEAO decidió un embargo total, con efecto inmediato, contra este país saheliano de 15 millones de habitantes de cara a conseguir la vuelta al orden constitucional tras el golpe de Estado militar el 22 de marzo.

“Hemos llegado a un acuerdo, que permitirá en las horas y días venideros la instalación efectiva de los órganos previstos por la Constitución y su funcionamiento con regularidad”, declaró en la televisión pública ORTM el ministro burquinabés Djibrill Bassolé, representante del mediador para la crisis maliense.

El texto fue firmado por Bassolé, el jefe de la junta, capitán Amadou Sanogo, y como “testigos” el ministro marfileño de Integración Africana, Adama Bictogo, y el ministro nigeriano de Relaciones Exteriores, Nurudeen Muhammad. Todos ellos se encontraban en Kati, cuartel general de los golpistas cerca de Bamako, donde el jefe de la junta dio lectura íntegra al documento por televisión.

El acuerdo, que debe ser aplicado “bajo la égida del mediador de la CEDEAO y con el apoyo de la comunidad internacional, prevé que el presidente de la Asamblea Nacional asuma la presidencia interina del país, un primer ministro y un Gobierno de transición, así como una futura ley de amnistía para los golpistas.

El acuerdo estipula que el presidente interino tendrá “por misión organizar unas elecciones presidenciales en el plazo constitucional de 40 días”.

No obstante, el texto tiene en cuenta las “circunstancias excepcionales” que vive el país y considera “indispensable organizar una transición política” hasta las presidenciales.

La situación en el norte de Malí, donde las tres capitales administrativas de Kidal, Gao y Tombuctú, están ocupadas y controladas desde hace una semana por rebeldes tuareg, grupos islamistas y criminales armados, compromete la realización de elecciones en los plazos previstos.

Omar Mariko, vicepresidente de la Asamblea Nacional, uno de los pocos en haber aprobado el golpe de Estado, declaró a la AFP que el acuerdo “es un buen compromiso entre las diferentes partes” que permite a la CEDEAO suspender “su empresa criminal contra Malí”.

El jefe de uno de los partidos políticos maliense más importante, Tiebilé Dramé, destacó por su parte, en una entrevista con Radio France Internacional (RFI), los esfuerzos hechos por la CEDEAO para llegar a ese acuerdo, así como “el espíritu de cordura de la junta”.

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, resaltó el acuerdo logrado y dijo que tan pronto se instalen las autoridades civiles “Francia reanudará su cooperación bilateral civil y militar” interrumpida tras el golpe.

El país se encuentra cortado en dos en la práctica y los nuevos amos del norte han cometido allí saqueos, están acusados de violaciones, y las ONG denuncian que está ocurriendo un desastre humanitario de gran envergadura.

Según Djibrill Bassolé, el presidente de la CEDEAO afirmó que “habida cuenta de la gravísima situación humanitaria” en Malí, “se tomarán medidas para las víctimas -desplazados y refugiados- puedan disponer de un mínimo de ayuda”, que no fue cuantificada.

También hizo una advertencia a los rebeldes y grupos armados y les conminó a cesar las hostilidades y negociar con las nuevas autoridades constitucionales so pena de exponerse a una acción comunitaria.

“Malí no tiene necesidad de guerra” y “nosotros no aceptaremos que Malí pueda vivir una división y una inseguridad permanentes”, proclamó.

La CEDEAO amenazó el viernes con recurrir a la fuerza para preservar “la integridad territorial” de Mali tras la declaración de independencia del territorio del “Azawad” (norte).

La organización oesteafricana tiene su sede en la capital nigeriana y está compuesta por 15 miembros, entre ellos Malí.