Una fuerte crítica al rol del Estado en el desarrollo de la educación pública, lanzó el rector de la Universidad de Talca, Álvaro Rojas Marín, en el discurso del trigésimo aniversario de esta casa de estudios celebrado en la capital maulina.

“Nuestra crítica no es oportunista y ha sido consecuente al menos desde el año 1990″, señaló la autoridad. “El hilo conductor de todos los discursos oficiales de nuestra Corporación, en la mayoría de las ceremonias institucionales relevantes, ha sido la crítica a la falta de atención que ha tenido el Estado con la Educación Pública, de la que es su único responsable”.

El rector señala que “la Educación Superior en la vulnerabilidad de su sistema universitario, obligado a competir por los recursos que el mismo Estado pone a disposición del sistema en un “remedo de mercado” que hace lidiar a instituciones centenarias con nuevas instituciones, Universidades robustas y afiatadas, amamantadas en la riqueza de la metrópoli, con universidades de regiones de baja demografía, insertas en estructuras económicas y sociales débiles e inestables, muy poco atractivas para el arraigamiento de recursos humanos calificados. Que hace competir a Universidad del Estado con entidades Privadas, por recursos que ya escasean para las propias Universidades Públicas. Curiosa esta última paradoja, toda vez que el Estado asigna recursos para el “mejoramiento de la gestión”. El Estado ahora debe ayudar a mejorar la gestión privada. Un caso único en el mundo”.

Habló también de un “descuido con la educación media en las cientos de comunas de las regiones, que determina los puntajes que obtendrán en cualquier instrumento de medición, sea prueba SIMCE, Pisa o PSU, los jóvenes de esas comunas al momento de su nacimiento. Descuido con los sistemas de certificación y acreditación de la calidad, vulnerables al lobby, al coaching y a imágenes mediáticas. Hoy paradojalmente algunos destacados prohombres del ambiente público nacional aparecen en este mundo, como tal vez al inicio de la humanidad lo hizo Adán; viéndolo todo por primera vez; reconociendo los efectos y las omisiones de las políticas públicas que ellos mismos ayudaron a consolidar.

Además, indicó que “la verdad debe ser dicha, desde la Ley que hace posible la creación de nuevas Universidades Públicas en 1981, no hay ningún otro acto legal que diga relación con las Universidades Públicas, excepto las leyes de reprogramación de créditos, la Ley 19.305 del 23 de abril de 1994, que modifica los Estatutos de las Universidades en materia de elección de Rector, diferentes glosas de la Ley del Presupuesto de algunos años para financiar programas especiales y más recientemente la Ley 20.374 de Septiembre de 2009, sobre “Incentivo al Retiro Voluntario” de los funcionarios de las universidades públicas”.

“En plena irrupción de la sociedad del conocimiento, en plena revolución científica y tecnológica se sigue haciendo un poco más de lo mismo, tal vez con algunos recursos adicionales, pero con un abandono evidente del rol de lo público y sentimientos encontrados frente a la función pública. Es sorprendente y porqué no decirlo, contradictorio, que quienes aspiran a conducir el Estado, no tengan otro objetivo que relativizar su misión, debilitar su accionar, definir “Políticas Públicas”, que no hacen otra cosa que socavar sus bases”, finalizó el rector.