Vecinos de los mineros atrapados los esperan con ansias y hasta con banderas en las poblaciones de Copiapó. Mientras, la Iglesia Católica afina detalles para una posible eucaristía ecuménica en plena plaza de armas.

Poblaciones completas con banderas chilenas junto a la emblemática de la Región de Atacama eran la tónica en nuestro recorrido por los sectores alejados del centro de Copiapó

La ansiedad de los vecinos resulta ser de momentos palpable, en la población Pedro León Gallo, donde las sonrisas y bromas surgen con naturalidad, tanto que algunos quisieran revivir con los trabajadores las Fiestas Patrias que se perdieron.

Caminamos también por la población Juan Pablo Segundo. Aquí, quisimos saber cómo sus familiares viven la angustia y los momentos previos al rescate en la vida diaria.

Víctor Rojas de 33 años trabajador de Atlas Copco, una empresa dedicada a la producción de herramientas para la minería, y contó que hace 3 años dejó de trabajar en San Esteban, recalcando que las condiciones de inseguridad eran las mismas.

El hijastro del minero Jhonny Barrios de 50 años, quien cada mañana toma la presión y el pulso a sus compañeros en medio de la penumbra, agradeció el gesto de sus vecinos.

Mientras a pocas cuadras de la casa del llamado minero “doctor”, el obispo de Copiapó, Gaspar Quintana encabezó una liturgia en la parroquia San José Obrero.

En conversación con La Radio, el prelado se mostró abierto a realizar una ceremonia ecuménica en plena Plaza de Armas a la llegada de los mineros al hospital.

El sacerdote reiteró que la Catedral anunciará la llegada de los “33 de Atacama” con campanadas y agradeció el trabajo de quienes ayudan en su rescate.