A las doce de la noche del sábado, mientras en Chile se festejaba el triunfo en la Copa América, en Grecia ya eran las 07:00 de la mañana y estaban abriéndose las mesas de votación para el dramático referéndum convocado por el jefe de gobierno Alejandro Tsipras.

El referéndum presenta dos opciones: Un sí a la aplicación de las medidas impuestas por la banca europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que implica un endurecimiento aún mayor de las medidas de austeridad en el gasto público, que incluyen restar gran parte de los aportes de salud y el pago de las jubilaciones, en momentos en que en el país la cesantía ya alcanza el 30% y se eleva al 60% en los menores de 30 años.

Frente a eso, está la opción No, presentada por el gobierno, que rechaza esas exigencias estranguladoras y propone que la nación griega desafíe a sus acreedores forzándolos a negociar nuevos plazos y formas de pago para la gigantesca deuda nacional.

La propaganda de la Unión Europea ha levantado tres conceptos básicos para aplicar el máximo de dureza al estado griego.

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