La comunidad internacional condenó unánimemente este miércoles el desalojo de los partidarios del presidente derrocado Mohamed Mursi en El Cairo por parte de las fuerzas de seguridad egipcias, que provocó la muerte de al menos 278 personas, entre ellas 43 policías.

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, urgió este miércoles a los militares egipcios a convocar elecciones, mientras la Casa Blanca condenaba la violencia utilizada contra los partidarios de Mursi.

“Los acontecimientos de hoy son deplorables y van en contra de las aspiraciones egipcias de paz, inclusión y genuina democracia”, dijo Kerry a los periodistas.

“El gobierno interino y los militares -que juntos poseen la preponderancia del poder en esta confrontación- tienen una única responsabilidad de evitar ulterior violencia y ofrecer opciones constructivas para un proceso pacífico e inclusivo a través de todo el espectro político”, agregó.

“Esto incluye enmendar la constitución y sostener elecciones parlamentarias y presidenciales, a las que el propio gobierno interino ha llamado”, dijo.

“Todas las partes también comparten la responsabilidad para evitar la violencia y participar en un camino productivo hacia una solución política”, señaló el secretario de Estado, aludiendo a la oposición.

De su lado Francia pidió el miércoles el “fin inmediato de la represión” en Egipto y pidió a sus principales socios y a la ONU que “determinen urgentemente” una posición internacional sobre el tema, declaró el ministro de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius.

“Francia condena con la mayor firmeza la violencia sangrienta en Egipto y pide el fin inmediato de la represión”, dijo Fabius en una declaración.

El ministro “apela al secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon y a nuestros principales socios para que determinen urgentemente una posición internacional en en este sentido”, añade el texto.

“La situación actual no se resolverá a la fuerza”, según el ministro francés.

La comunidad internacional, junto al Consejo de Seguridad de la ONU y la Liga Árabe, deben actuar inmediatamente para detener la masacre” dijo por su parte el primer ministro turco, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan.

También recordó que la actitud conciliadora de la comunidad internacional tras el golpe militar que derrocó a Mursi el 3 de julio sólo ha servido para “alentar al actual gobierno a intervenir” de este miércoles.

Las autoridades turcas calificaron desde el principio de “golpe de Estado” la destitución del islamista Mohamed Mursi, primer presidente elegido democráticamente en la historia del país.

Al menos 124 partidarios del presidente derrocado murieron el miércoles en una de las dos plazas que ocupaban en El Cairo, que fueron evacuadas por las fuerzas de seguridad, según un recuento de la AFP.

El presidente turco, Abdulá Gul, también denunció “la intervención militar contra los civiles que se manifiestan” y comparó la situación en Egipto con la de Siria en 2011, cuando empezó una revuelta contra el régimen que luego se convirtió en guerra civil.

Por su parte, el ministerio iraní de Relaciones Exteriores lamentó la “masacre de la población” y advirtió de la posibilidad de una “guerra civil” en el país.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó la intervención policial y deploró que “las autoridades egipcias hayan decidido utilizar la fuerza”, indicó su portavoz.

Catar, el principal apoyo de los Hermanos Musulmanes, el movimiento de Mursi, denunció “vigorosamente” la intervención de la policía contra “manifestantes pacíficos”.

En Gaza, el movimiento palestino Hamás condenó una “terrible masacre” y pidió “el fin del baño de sangre y de los excesos contra los manifestantes pacíficos”.

Por su parte, la Casa Blanca condenó “con fuerza” el uso de la violencia, que dificulta “el camino de estabilidad y democracia duradera y va en contra de las promesas hechas por el gobierno interino”, indicó el portavoz Josh Earnest.

Estados Unidos evita usar el término “golpe de Estado” para no verse obligado a cortar la ayuda militar de 1.300 millones de dólares anuales a Egipto.

En los países occidentales, donde la destitución y el arresto de Mursi en julio no suscitaron muchas críticas, la condena fue más moderada.

La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, pidió “la máxima moderación posible” y que los egipcios “eviten nuevas provocaciones”, mientras el presidente del parlamento europeo, Martin Schulz, consideró que las muertes en El Cairo “no son aceptables”.

El jefe de la diplomacia británica, William Hague, dijo estar “profundamente preocupado por la escalada de violencia en Egipto”.