“Voy a decir lo que nadie se atreve a decir: “Calama, es horrible ese pueblo de mierda”; “Señores de la UDI, por último sáquense una foto grupal y pongan abajo: uno de estos será candidato”; “No soy candidato de la alianza para que me anden bajando y subiendo todas las temporadas”; “La Bachelet dijo en su eslogan: ‘Cuenta Conmigo’, y la noche del terremoto no contamos con ella”; “El presidente Lagos dijo: ‘Las instituciones en Chile funcionan’. Y sí funcionaban, pero como las huevas”.

Éstas fueron sólo algunas de las polémicas declaraciones emitidas por el personaje Yerko Puchento en el primer capítulo de la nueva temporada del programa de Canal 13, Vértigo, el pasado jueves.

Con ironías hacia el comportamiento de los personajes de la farándula nacional, críticas a los ex presidentes, y al actuar de la Justicia en el caso de Manuel Lagos, fueron sólo algunos de los dardos que lanzó durante esa noche. Sin embargo, fue su alusión a la ciudad de Calama y su personificación como Andrés Caniulef, lo que más causó indignación.

Lo anterior no sólo provocó que los espectadores comentaran su aparición a través de las redes sociales, sino que también el Consejo Nacional de Televisión recibió 92 denuncias en contra de Vértigo por “vulnerar la dignidad de las personas” y transgredir los “valores morales”.

Ante esto, el sociólogo de la Universidad de Concepción con estudios de postgrado en Filosofía Política, Pablo Fuentealba, comentó el impacto que la rutina del personaje interpretado por Daniel Alcaíno causa en la sociedad. Lo anterior, no sólo se refleja en el alto rating que logra la rutina, sino también las reacciones de disgusto por parte de distintos sectores de nuestro país.

Fuentealba explicó que la popularidad que logró este personaje se debe a que toca los tópicos contingentes al caricaturizar rasgos de los personajes a los que alude con sus defectos y críticas ácidas. Lo dice explícitamente, sin limitarse en lenguaje ni calificativos. Además, no parece ser demasiado parcial porque los ataca a todos: de derecha, izquierda, farándula, futbolistas, compañeros de canal. Por lo tanto, es difícil que alguien reclame injusticias o una tendencia recurrente.

Por otro lado, posee cualidades personales que lo convierten en un personaje “chistoso”. Por ello, tiene llegada su humor y el discurso que transmite en sus rutinas.

Agregó que el hecho de que logre captar la atención y el humor, refleja que representa en un buen grado la voz ciudadana en este sentido. Por lo tanto, se puede criticar que es ácido, que transgrede ciertos límites, pero no se puede afirmar que lo que dice no contiene parte de verdad. El sólo hecho de que tenga recepción por parte del público, refleja que hay elementos comunes entre el personaje y las opiniones de la sociedad.

Respecto a las razones que justificarían que Canal 13 permita una rutina humorística que causa malestar incluso en las autoridades chilenas, el sociólogo explicó que esto únicamente responde al buen rating que el personaje trae al programa. Es decir, aquí no habría una intención por parte de la estación televisiva de mostrar una “imagen más liberal”, para terminar con la línea conservadora que hace años los caracterizó.

En esta línea, sería el “capital simbólico” lo que el canal estaría aprovechando, porque éste se traduce en “capital económico”, según explicó Fuentealba. Es decir, la rutina de Yerko Puchento muestra ciertos valores que son bien percibidos por la sociedad como la honestidad y la empatía con los temas sociales. Éstos representarían dicho “capital simbólico”.

Sin embargo, no tendría sentido si no se reflejara en una alta sintonía, porque lo que le importa al canal es obtener riqueza a partir de esto.

Crítica sin contexto

Respecto a cómo los círculos de poder evalúan las declaraciones que cada jueves emite este personaje, el profesional relató que puede causarles enojo o molestia porque “lo que se dice contiene parte de verdad, pero se dice sin matices ni contextos, con lo cual se refuerzan las imágenes negativas que la ciudadanía tiene sobre ciertas personas a través de este humor“.

De este modo, la ciudadanía puede apresurarse a juzgar rápidamente una situación porque se queda con un estereotipo simplificado mencionado en un chiste. Por ejemplo, no se explica por qué los políticos actúan de una forma o por qué se adoptó una decisión.

El profesional agregó que el hecho de que tenga alta audiencia debido a su buen humor, hace que precisamente sus mensajes sean recibidos. Si eso mismo lo dijera alguien que nadie conoce y con el que nadie se ríe, ese mensaje no quedaría en la “retina” de la opinión pública.