Argentina emprende una misión para convencer a las autoridades de Ghana de que le asiste el derecho internacional para reclamar la inmediata liberación de la fragata Libertad, retenida hace 11 días por un conflicto judicial con fondos especulativos por bonos impagos.

Pero la hora y el día en que viajará hacia la capital ghanesa de Accra la delegación encabezada por los viceministros de Defensa, Alfredo Forti, y de Relaciones Exteriores, Eduardo Zuain, son datos guardados bajo estricta reserva.

“En las próximas horas”, fue este viernes la seca respuesta de una fuente del Gobierno de la presidenta Cristina Fernández cuando la AFP le preguntó cuándo aborda el vuelo la delegación que hará “una gestión conjunta ante las más altas autoridades del gobierno de Ghana”, según un comunicado oficial.

Ambos ministerios mantuvieron este viernes un riguroso silencio sobre los pasos que piensa dar Argentina.

Más de 200 oficiales, suboficiales y guardiamarinas del emblemático buque escuela de la marina de guerra, en su viaje anual de instrucción que empezó el 2 de junio y debería terminar en diciembre, permanecen este viernes varados en el puerto de Tema, cerca de Accra, sin saber cuál será su destino.

“Esta decisión (de la justicia de Ghana) es violatoria de las normas internacionales que consagran las inmunidades de las que goza la fragata en su condición de buque de guerra”, indicó el jueves una declaración conjunta de los ministerios de Defensa y Relaciones Exteriores.

La demanda que provocó la retención fue presentada por inversionistas que Argentina califica de “fondos buitres usurarios”, agrupados en la firma NML con sede en las Islas Caimán y que integra el grupo ATFA, de los llamados ‘holdouts’ que litigan contra Argentina en tribunales de todo el mundo.

El fondo NML, según la prensa local, reclama unos 300 millones de dólares, pero la justicia de Ghana fijó al menos una fianza de 20 millones de dólares para liberar al barco.

Argentina normalizó con la banca internacional y acreedores un 93% de la deuda declarada en ‘default’ en 2001, la mayor de la historia por casi 100.000 millones de dólares.

Un remanente de bonos impagos está en poder de los fondos especulativos que rechazaron los canjes (swaps) que normalizaron la deuda con el fin de cobrar el 100% del capital más los intereses por orden de los estrados judiciales.

Argentina le debe además unos 6.500 millones de dólares al Club de París.