Las pandillas de El Salvador prometieron este miércoles el cese del reclutamiento forzoso de jóvenes, y declararon las escuelas “zonas de paz”, en un hecho sin precedentes en el marco de una tregua que redujo los homicidios de 14 a 5 por día en este país centroamericano.

“Declaramos que en adelante quedan abolidas todas las formas de reclutamiento involuntario de personas menores y mayores de edad a nuestras filas”, declaró Víctor Antonio García, líder de la Mara-18, una de las dos principales pandillas en el país, que junto a la Mara Salvarucha (MS-13) y con el aval de las autoridades convocaron a la prensa a la prisión de Quzaltepeque, 25 km al norte de San Salvador.

Tras guardar un minuto de silencio por “todas las víctimas” que perecieron en la confrontación, Mejía – de 38 años – dio lectura a un comunicado conjunto de ambos grupos –en tregua desde el 9 de marzo pasado– en el cual declaran “todos los centros escolares del país, públicos y privados, zonas de paz”.

Las maras mantenían un constante asedio a las escuelas para reclutar estudiantes desde los 12 años.

Con esa declaratoria, según el comunicado, las escuelas “ya no serán consideradas como zonas en disputa territorial, lo cual permitirá que alumnos y maestros puedan desempeñar sus actividades educativas con toda normalidad y los padres de familia se liberen de toda preocupación”.

Rodeado por unos 200 pandilleros profusamente tatuados en un salón de unos 40 metros cuadrados en la prisión de Quezaltepeque, Mejía dijo que ambos anuncios forman parte de “un segundo gesto de buena voluntad” (luego de la tregua) el cual tiene “el propósito de confirmar nuestro compromiso de contribuir a la pacificación de El Salvador”.

Tras una tregua entre las maras, impulsada por el vicario castrense Fabio Colindres y el otrora comandante guerrillero y ex diputado Raúl Mijango, el promedio de homicidios diarios en El Salvador se redujo de 14 a 5, según fuentes policiales.

Los pandilleros dijeron que ello confirma que pueden ser parte de “la solución al más grave problema que agobia a la sociedad salvadoreña”, la violencia.

Las pandillas dijeron “saludar” la iniciativa presidencial de convocar a un “gran pacto nacional para atacar las causas estructurales que motivan la guerra social”.

A pesar del ambiente de distensión, el también cabecilla de la Mara-18 Joel Escalante, denunció el “acoso” que la Policía mantiene, “como verdugos”, sobre sus camaradas en las calles.

“Nosotros en realidad nunca le hemos hecho caso a los balazos, a la cárcel a los machetazos, a los consejos de nuestros padres, sin embargo ahora estamos sumisos obedeciendo una sola orden: no agredir a nadie”, enfatizó Escalante.

Insistió que “a los policías les decimos que ayuden a salvar esto (mantenimiento de la tregua). Nosotros no vamos a agredir a los agentes porque estamos cumpliendo con nuestra palabra”.

Al dirigirse a las clicas o células de las pandillas, la cúpula les rindió agradecimiento tanto a los miembros libres (un poco más de 22.000) como encarcelados (10.000) por “el apoyo, la confianza y la disciplina con la cual han acatado nuestras disposiciones de no saltarse las bardas de los territorios evitando toda provocación”.

“Les reafirmamos (a todos los pandilleros) que en este proceso histórico, nadie está traicionando a nadie, todo lo contrario, lo estamos haciendo en beneficio de todo el pueblo salvadoreño del cual también nosotros somos parte”, destaca el comunicado.

En tanto, uno de los mediadores del proceso, el ex diputado Mijango sostuvo que “este es un proceso que en poco tiempo le brinda la paz al país y desde que entró en vigencia la tregua le ahorró la vida a 438 personas”.

Por su parte el vicario Colindres, sostiene que el pueblo salvadoreño “debe acompañar” el proceso de paz entre las pandillas porque “el inédito” proceso que se impulsa “es un esfuerzo serio para llevar la tranquilidad a este país”.