Arica dio ultimátum al Gobierno y prepara una paralización, al estilo Calama, de no concretarse las demandas de incentivos tributarios exigidas por sus habitantes.

El incumplimiento de las promesas de Gobierno y el actual desmedro en el que se sienten inmersos los ariqueños, en relación a Iquique, e incluso a sus vecinos de Tacna, comienza a inquietar a los habitantes de esta zona del extremo norte del país.

Según dicen, el Gobierno está dando palos de ciego al no respetar las ofertas propuestas que han sido consecutivamente postergadas entre ellas, la implementación de incentivos tributarios, cuya ausencia está generando desazón y crece la idea de inminentes manifestaciones.

Así lo manifestó el Presidente de la Corporación de Desarrollo de Arica y Parinacota, Raúl Castro, quien acusó además que fue el propio Gobierno quien fijó los plazos y no los ha cumplido.

Para el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores en Arica, Julio Olivares, la postura es más estricta y señala que si los anuncios vuelven a aplazarse será inevitable un paro general.

El alcalde Waldo Sankán, se alineó con las peticiones de los manifestantes y se sumó públicamente al “ultimátum” generado por los ciudadanos al Ejecutivo.

La medida para el desarrollo productivo fue comprometida en noviembre pasado por el Ejecutivo. Plan, inexistente, que considera un aporte público de 810 millones de dolares y una inversión privada de 670 millones de la divisa.

El Intendente de Arica y Parinacota, Rodolfo Barbosa, desestimó el ultimátum y atribuyó la molestia a la ansiedad en el sector.

Agregó que el Gobierno está implementando avances en agricultura y minería, y que se están duplicando las superficies de riego. Además de la implementación de un programa de difusión turística para la región.