Los cadáveres de 16 hondureños, que formaban parte de los 72 emigrantes de Centro y Sudamérica asesinados en México la semana anterior, fueron recibidos este miércoles por autoridades y familiares en Tegucigalpa.

Un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Mexicana aterrizó en el aeropuerto Toncontín, sur de Tegucigalpa, donde cadetes de la Academia Militar bajaron uno a uno los féretros y los colocaron bajo unas carpas frente a la base de la Fuerza Aérea Hondureña, en la misma terminal.

Los 16 féretros serían transportados durante la tarde y noche del miércoles a los lugares de origen de las víctimas en vehículos de las Fuerzas Armadas.

El presidente Porfirio Lobo encabezó la ceremonia de recibimiento, a la que asistieron decenas de familiares de las víctimas, mientras el canciller hondureño Mario Canahuati fustigaba al presidente de Ecuador, Rafael Correa, por revelar que un hondureño sobrevivió a la masacre y era testigo protegido.

Hay “un testigo encubierto que, lamentablemente, en una forma irresponsable se ha dado a conocer por una persona que debería tener prudencia tomando en consideración el riesgo que puede correr la vida de este ciudadano y su familia”, dijo Canahuati.

Correa dijo que esta información le fue dada por el ecuatoriano que hasta ahora había sido mencionado como único sobreviviente de la matanza registrada la semana pasada en el poblado mexicano de San Fernando, a unos 180 km de la frontera con Estados Unidos y atribuida al violento cártel de ‘Los Zetas’.

La versión de Correa fue confirmada poco después por la Procuraduría General (fiscalía) mexicana, que dijo que mantenía bajo resguardo a este ciudadano hondureño.

Las autoridades mexicanas continúan en el proceso de identificación de los cadáveres, entre los que hay también 12 salvadoreños, cuatro guatemaltecos y un brasileño, ya identificados.

Los emigrantes viajaban por territorio mexicano en un camión hacia la frontera con Estados Unidos, el 29 de agosto, cuando fueron interceptados por miembros del cártel de las drogas ‘Los Zetas’, que los llevaron a una hacienda de Tamaulipas, donde los fusilaron, según relató el sobreviviente ecuatoriano.

En la ceremonia en el aeropuerto de Tegucigalpa cada una de las familias fue recibiendo el féretro de su pariente en medio de escenas de llanto.

Médicos forenses tomaron muestras a cada uno de los cadáveres para practicarles pruebas de ADN que permitan reconfirmar sus identidades. El martes, los médicos sacaron muestras de sangre de familiares de las víctimas para comparar los resultados.

Las autoridades hondureñas tomaron la decisión de hacer las verificaciones luego de que Virgilio Membreño, quien fue incluido en la primera lista de 14 hondureños identificados entre las víctimas, apareciera vivo en Tocoa, departamento de Colón, 600 km al noreste de la capital.

Membreño aclaró que él había viajado a México, donde entregó sus documentos a un “pollero” (traficante de migrantes) que lo conduciría hacia Estados Unidos, pero luego desistió y volvió a Honduras. Sus documentos estaban en poder de una de las víctimas de la matanza.

La cancillería dijo que el viernes serán repatriados otros cinco cadáveres que han sido “pre identificados” como hondureños.