Durante este pasado fin de semana, en el marco del cierre de las celebraciones del Festival de Viña 2025, el actor chileno radicado en España y jurado del certamen, Jorge López, fue consultado por su “situación amorosa” en televisión abierta.
Ante esta consulta, López respondió “estoy de un lado para el otro, no tengo ningún contrato firmado amorosamente, porque no me gusta el amor romántico, el amor estamental, lo que nos han enseñado como figura para amar”.
Además, ante la pregunta “crees en el matrimonio”, su respuesta fue: “No creo en el sentido de pertenencia, en la posesión. Yo ya he firmado contratos laborales, no quiero un contrato más en mi vida, quiero pasármelo bien”.
Pero, ¿a qué se refiere Jorge López con el “amor romántico”? ¿Es normal no encajar en los esquemas tradicionales de lo que se entiende por un romance? Consultamos con un experto para entender qué es el amor romántico y sus diferentes aristas.
¿Qué es este amor romántico al que se refiere Jorge López?
Según el psicólogo clínico y experto en relaciones de pareja Julio César Carrasco, el amor romántico podría definirse como una intensa atracción, tanto emocional como física, que idealiza la unión exclusiva, la pasión desbordante y la expectativa de una unión eterna.
Sin embargo, esta visión, moldeada por narrativas culturales y mediáticas, propone un ideal de intimidad que por lo general resulta inalcanzable. Además, debemos entender que el amor, lejos de ser un sentimiento estático, demanda un aprendizaje continuo.
Según el especialista, antes de comprometerse en una relación, es esencial preguntarse si se está verdaderamente disponible para asumir las entregas, sacrificios y el compromiso que implica amar de manera profunda, es decir, vivir el amor romántico.
¿Es malo no sentir amor romántico?
No, no es malo. De acuerdo con el psicólogo, la ausencia de amor romántico no implica deficiencia emocional. Reconocer que se puede hallar satisfacción en otras formas de amar es, en esencia, un acto de autoconocimiento y autenticidad.
Es importante, sin embargo, diferenciar si esta preferencia es fruto de una elección consciente o si responde a aspectos no resueltos que puedan disfrazarse de rasgos patológicos en la relación.
Lo primordial es que las relaciones sean fuente de apego seguro, bienestar, seguridad emocional y crecimiento mutuo, sin forzar la integración en esquemas que no resuenan con la experiencia personal.
¿Las personas podrían no encajar en los esquemas tradicionales de lo que se entiende por un romance?
“Sin lugar a dudas. Las declaraciones de Jorge López ponen de manifiesto que existen individuos que no se identifican con el paradigma del romance idealizado”, comenta el psicólogo.
Estos esquemas, a menudo impuestos de manera restrictiva, no capturan la diversidad de experiencias y formas de amar, detalla. Además, es fundamental considerar que las relaciones y las necesidades afectivas varían a lo largo del ciclo vital: lo que es adecuado en la juventud puede cambiar en la adultez o en etapas posteriores.
Cada fase de la vida conlleva metas y desafíos emocionales distintos, por lo que el molde tradicional puede resultar insuficiente o incluso contraproducente.
¿El amor romántico es algo negativo?
El amor romántico, en sí mismo, no es negativo; su valoración depende de cómo se convierta en un ideal, apunta el experto. Cuando se asocia con prácticas como la posesividad, los celos o la dependencia emocional, puede desembocar en relaciones tóxicas y perjudiciales.
La sobre idealización del romance, con expectativas irreales, suele conducir a la desilusión y al sufrimiento. Por ello, es esencial fomentar relaciones fundamentadas en el respeto, la autonomía y la empatía, de modo que cada forma de amar se desarrolle de manera saludable y genuina.
¿Hay distintas formas de amar a la pareja?
El experto en relaciones asegura que el amor se manifiesta de múltiples formas, más allá del paradigma romántico tradicional, existen expresiones de amor basadas en la amistad, el compañerismo y la libertad individual.
Algunas relaciones optan por configuraciones no convencionales, como el poliamor o los vínculos basados en acuerdos abiertos, donde la comunicación y el respeto mutuo son pilares fundamentales.
Lo crucial es que ambas partes acuerden y delimiten la forma de relacionarse, evitando desequilibrios en los que solo una parte cumpla con sus responsabilidades, detalla el psicólogo. El respeto y la confianza compartida permiten que cada modalidad de amar se desarrolle de forma auténtica y equitativa.
¿Hay una forma correcta de amar?
En palabras de Julio Cesar, “no existe un modelo universal que defina la “forma correcta” de amar. Lo que resulta satisfactorio para una persona puede no serlo para otra“.
El éxito en una relación se fundamenta en la autenticidad, la comunicación abierta y el respeto por las diferencias individuales.
Para Carrasco, desde una perspectiva terapéutica, el objetivo es que cada individuo encuentre un equilibrio que favorezca su crecimiento emocional sin verse limitado por moldes preestablecidos o expectativas irreales.
Sin embargo, en algunas relaciones no convencionales, se puede observar una dinámica patológica: por ejemplo, cuando una de las partes, a pesar de aparentar felicidad, se somete a las reglas del otro para no perder la relación, situación que se enmarca en patrones de codependencia o en relaciones marcadas por estructuras de personalidad dañadas.