"Esa noche, esa pelea, fue la última vez que lo vi como el hombre con el que pasaría el resto de mi vida", declaró una de las divorciadas.

Ninguna pareja que llega al altar o se compromete a largo plazo lo hace pensando en que va a separarse. Sin embargo, las circunstancias de la vida -y más que alguna otra pelea– muchas veces los llevan por ese arduo camino.

Si bien cada pareja es un mundo, y son múltiples los factores que llevan a dos seres que prometieron amarse a romper ese vínculo, existen una serie de “banderas rojas” que podrían advertir que dos personas dejaron de ser compatibles como pareja.

Discusiones recurrentes, falta de respeto, crecer en direcciones opuestas o no compartir los mismos valores pueden ser algunas de estas banderas, las que, en casos extremos, pueden llegar a disolver un enlace amoroso.

Así lo dejaron de manifiesto las historias compartidas por un grupo de divorciados en conversación con el medio norteamericano The Huffington Post, quienes recordaron cuáles fueron las peleas que terminaron por destruir su relación de pareja.

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¿Qué lleva a las parejas a divorciarse?
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La terapia que quebró todo

Para Nicole Lavery, una de las protagonistas de este reportaje que compartió su historia de desamor, una experiencia “de otro mundo” vivida durante una terapia de pareja cambió su vida para siempre.

“Nuestra última pelea ocurrió durante la terapia de pareja. Cuatro años después, el tema aún es confuso y, en general, sin sentido. Lo que me ha quedado grabado hasta el día de hoy es cómo el punto de no retorno se sintió tan abrumador en ese momento. Fue casi como si tuviera una experiencia extracorpórea“, comentó.

“Vernos a los dos siendo tan tercos: él estaba frustrado por mi exhibición apasionada frente a un tercero. Yo estaba disgustada por su negativa a tratar de ver mi punto de vista“, agregó.

Fue entonces que, en medio de la pelea, Lavery se dio cuenta que las señales verbales y gestos de ambos mostraban una absoluta falta de respeto y amor con el otro.

“Para mí, la pelea fue tan metafórica. Alcanzar nuestro punto más desesperado en cinco años de matrimonio, en compañía de uno de los consejeros matrimoniales más renombrados de la ciudad, fue tanto irónico como sorprendente“, declaró, afirmando que ese momento marcó el fin de su relación.

Muchas parejas pelean pero pocas las superan
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París: la ciudad (menos) romántica

Para Tammy Letherer, el fin de su matrimonio pasó ante sus ojos durante una “romántica” escapada a París. Ella y su marido habían planeado el viaje con tiempo, pero como era la primera vez de él en la ciudad de las luces, planeó todo hasta el último detalle.

De un momento a otro, Tammy se vio sumergida en una serie de actividades que parecían no terminar, mientras ella sólo anhelaba descansar un rato y disfrutar de un buen café. Cuando planearon pasear por el museo Louvre, y estaba cerrado, su marido le echó la culpa.

Para entonces, ya no había vuelta atrás. Esa pelea demostró que eran dos extraños compartiendo en el mismo lugar, pero sin intereses en común, ni respeto por los deseos del otro.

“Lo seguí de un barrio a otro, tratando de ignorar el darme cuenta de que, después de 10 años de matrimonio, ya no disfrutábamos de las mismas cosas. No fue tanto una discusión, sólo una sensación de que no había un ‘nosotros’. Y cuando estás en un país extranjero, sin mencionar la ciudad más romántica del mundo, es un sentimiento muy solitario”, declaró.

La falta de respeto puede inducir a un divorcio
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Peleas sobre el dinero

Sin lugar a dudas, uno de los temas que más problemas causan en una relación de pareja son las discusiones en torno al dinero. Precisamente, ese fue el tópico que terminó por destruir la relación de Susie Moore y su antiguo marido.

“Mi última pelea con mi exesposo no fue original. Era una que teníamos una y otra vez: sobre dinero”, dijo.

Recordó que a él “Le gustaba apostar, arrendar un automóvil que realmente no podíamos pagar y emular el éxito a través del gasto. Yo soy una ahorradora y vengo de un entorno pobre, por lo que nunca pudimos llegar a un acuerdo en las finanzas“.

“Cualquiera que esté divorciado sabe que esto no sucede de la noche a la mañana y que las peleas que tienes, en la mayoría de los casos, las has tenido una y otra vez“, dijo.

En este sentido, declaró que “El dinero es una parte demasiado importante del matrimonio para tener puntos de vista completamente opuestos. Y así fue como supe que nuestro matrimonio de casi tres años había terminado al menos seis a doce meses antes de que me fuera”.

Hay peleas que se repiten una y otra vez
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La pelea que se repite una y otra vez

Al estar en pareja, no es inusual que las personas peleen frecuentemente por las mismas cosas. El problema, es cuando llegas a un punto en el que, simplemente, no puedes lidiar con el hecho de discutir sobre lo mismo… por enésima vez.

Eso fue lo que ocurrió con el matrimonio de Jackie Pilossoph. “La última gran pelea que tuvimos -con mi marido- antes de que decidiéramos separarnos fue la misma pelea que tuvimos 50 veces antes. Repasamos las mismas cosas de siempre: ‘Siempre estoy con estos niños’, ‘Soy el único que genera ingresos’, ‘No me aprecias’, ‘No me respetas’, ‘Has cambiado’, ‘Ya no tenemos nada en común’, ‘¿Me estás engañando?"”, dijo.

“El problema con nuestro matrimonio era que no sabíamos cómo comunicarnos de manera efectiva y ambos decidimos salirnos. No había confianza y definitivamente no había respeto”, agregó.

Además, admitió que su matrimonio de siete años nunca tuvo realmente una oportunidad de triunfar.

“Había demasiados problemas y falta de voluntad para obtener ayuda, tanto individualmente como en pareja. Me refiero a una ayuda real. Probamos la terapia de pareja, pero eso tocó la punta del iceberg y creo que ambos sentimos que era mejor dejarnos tempranamente”, concluyó Pilossoph.

La falta de intereses comunes puede llevar al divorcio
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Cuando no se comparten los valores

Para Carol Schaffer, el quiebre en su matrimonio ocurrió durante la que parecía una velada perfecta, en la que ella, su marido y sus dos hijos compartían la cena.

Fue entonces cuando su hija de dos años quiso “escaparse” antes de que terminaran de cenar, saliéndose de su silla y botando accidentalmente su plato de comida.

En ese momento, su exmarido perdió el control. “Mi esposo se puso de pie al instante y le gritó a nuestra hija de dos años, seguido de un golpe rápido. Ella se puso a llorar. Al principio, yo estaba aturdida, incapaz de moverme”.

Hubo un momento en que pensó que él consolaría a su hija, pero eso no ocurrió. De inmediato, la madre sintió un nudo en su estómago.

“Si soy honesta conmigo misma, realmente no me sorprendió su reacción. Desde el primer día, teníamos ideas muy diferentes sobre cómo disciplinaríamos a nuestros hijos“, dijo.

Mientras abrazaba a la menor, él le dijo “Esconde la vara, mima a la niña”, una frase que le demostró que ella no podía seguir en esa relación.

“No era la primera vez que les gritaba a los niños, y yo a él por hacerlo. Pero esa noche, esa pelea, fue la última vez que lo vi como el hombre con el que pasaría el resto de mi vida“, afirmó de forma categórica.

Todas las parejas pelean, ¿Pero cuáles triunfan?
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Todas las parejas tienen peleas, ¿Pero cuáles triunfan?

Para nadie es un misterio que todas las parejas viven momentos tensos y de discusión. Sin embargo, hay algunas que, pese a ello, logran avanzar e incluso crecer en medio del caos.

Al respecto, Vikki Stark, directora del Centro de Consejería de Sedona en Montreal, Canadá, mencionó que las parejas que logran surfear de buena manera las olas de las discusiones son aquellas que, en vez de atacar el carácter de la otra persona, “colorean dentro de las líneas y expresan sus propios sentimientos”.

En conversación con The Huffington Post, Stark y otros expertos en relaciones de pareja mostraron algunos ejemplos de cómo las parejas sanas llevan sus discusiones adelante.

1. No huyen de las peleas: Dicen lo que piensan y hacen las preguntas difíciles -por ejemplo ¿queremos tener hijos?- cuando tienen el tema enfrente, lo que evita que éste crezca a medida que avanza la relación.

2. Inician sus discusiones despacio y se turnan para hablar.

3. No se vuelven “hirientes”: por más alterados que estén, no miran hacia el lado, no se dicen cosas feas ni atacan gratuitamente al otro.

4. Saben cómo calmarse: por ejemplo, pidiéndole a su pareja conversar en otro momento si es que se sienten muy tensos.

5. Reconocen los sentimientos y puntos de vista del otro.

6. Nunca olvidan que, en última instancia, son un equipo.

Al respecto, Stark mencionó que “Las parejas en relaciones satisfactorias a largo plazo pueden recordar que, sin importar cuán enojados estén, la vida continuará después de hoy“.

“Por eso, no quieren causar un daño duradero. Incluso en un estado emocional, pueden aferrarse al valor a largo plazo de la pareja. Son un equipo que protege su futuro juntos“, concluyó la especialista.