La creencia de que puede existir tu media naranja en alguna parte del mundo parece ser algo del azar. Sin embargo, la ciencia ha querido descubrir cómo ocurre la atracción entre personas determinada por sus genes.

En la actualidad, existen diferentes plataformas en internet que te permiten averiguar si eres compatible con tu pareja mediante una simple prueba de ADN que consiste en introducir un hisopo al interior de la mejilla, para luego analizar los genes del llamado sistema de antígenos leucocitarios humanos, o HLA, por sus siglas en inglés.

Cheiko Mitsui, de 45 años, residente en la ciudad de Hakodate, en la isla de Hokkaido, Japón, se había divorciado a los 35 y se sentía desafortunada en el amor. En 2014, comenzó a trabajar con la empresa suiza GenePartner, que dice que sus pruebas genéticas pueden servir como un “complemento” a la unión de parejas, según explica a BBC Mundo.

Tamara Brown, genetista y una de las fundadoras de GenePartner, sostiene al medio antes citado que “es importante tener ambos lados; uno de ellos es la compatibilidad biológica o lo que llamamos química. La otra cara es la compatibilidad social. Ambos tienen que funcionar para que la relación sea exitosa”.

DNA Romance – Sitio web

Sobre los antígenos leucocitarios humanos, Brown puntualiza en que “el HLA es un gen importante principalmente para el sistema inmunológico humano y cuanto mayor sea la diversidad de HLA en una persona, mejor será su respuesta inmune. Los mamíferos de sexo masculino y femenino reconocen el HLA porque quieren producir cachorros que sean más resistentes a las enfermedades. Es un principio simple, pero debe funcionar para garantizar la supervivencia de la especie”.

La genetista además agrega que cuando una persona conoce a otra no se trata sólo de apariencia. “Cuando esa persona es realmente interesante y no sabes exactamente por qué, en realidad estás sintiendo el HLA. Es muy instintivo, muy básico y todos lo hacemos todo el tiempo. Incluso en las personas que no quieren tener hijos, el instinto sigue ahí”.

Cheiko Mitsui – BBC Mundo

No obstante, desde el mundo científico es una realidad un poco controvertida. Diogo Meyer, genetista de la Universidad de São Paulo, en Brasil, advierte que “la idea de que ser compatible o incompatible es algo genéticamente determinado, cuando se trata de formar pareja, es un poco exagerado (…) es controvertido. Hay algunos estudios que dicen que hay alguna evidencia de apareamiento preferencial negativo, lo que significa la formación de pares con distintos HLA. Pero creo que hay más estudios que muestran que ese efecto no existe”.

Formas de atracción

El concepto de una atracción “basada en la amistad” en contraposición a una atracción sexual es parte del análisis del equipo de Brown de los resultados de una pareja. “Para algunas personas no es muy importante tener una relación apasionada, solo quieren a alguien con quien estar juntos, con quien tener un apoyo y una amistad. “En ese caso, está bien formar una pareja con alguien con quien la persona se sienta cómoda, especialmente si la persona es mayor y no necesita ni quiere hijos. Por lo tanto, es importante evaluar cuál es el caso y también, dependiendo de lo que quiera el cliente, el nivel de atracción sexual”.

Melissa, de Queensland, Australia, dice que estaba pasando por “un mal momento” con su novio cuando decidió probar la compatibilidad entre ambos. Usaron un sitio web llamado DNA Romance que dice que puede “predecir la química romántica entre personas usando marcadores de ADN que han demostrado desempeñar un papel en la atracción humana”.

Sus resultados revelaron una compatibilidad del 98%, según el análisis del sitio web DNA Romance. La compañía dice que analiza 100 marcadores de ADN del complejo principal de histocompatibilidad (también conocido como genes HLA) y que su algoritmo revela “una alta tasa de compatibilidad cuando dos personas tienen genes muy diferentes”., según explica BBC Mundo.

Melissa y su pareja – BBC Mundo

El científico genético Rodrigo Barquera, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana en Alemania, dice que si bien hay evidencia del papel de los genes HLA en la selección de socios, no son suficientes para “predecir el éxito de una relación”.

“Los genes ‘se preocupan’ por combinar y reproducir”, dice el investigador de Ciudad de México. “Estos genes no quieren ‘saber’ nada más. En cambio, las relaciones humanas son mucho más complejas que simplemente tener hijos“, señala.

Pese a la opinión científica, para las personas antes mencionadas la decisión de aplicar un estudio genético ante la compatibilidad con su pareja, significó una mayor confianza en su relación, pese a que reconocen que podrían poner en riesgo a la pareja por este tipo de “test”.

Otras investigaciones

En 2014, la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, en base al conocimiento de que las personas se estaban casando con otras personas que tienen características similares, incluyendo la religión, la edad, la raza, los ingresos, el tipo de cuerpo y la educación, entre otros, decidieron estudiar a personas que fueran propensas a escoger a sus parejas con ADN similar.

El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores examinaron los genomas de 825 parejas estadounidenses de blancos no hispanos, y observaron específicamente los polimorfismos de un solo nucleótido, que son partes del ADN que se sabe que difieren comúnmente entre los seres humanos.

El equipo, liderado por Benjamin Domingue, descubrieron que había menos diferencias en el ADN entre las personas casadas que entre dos individuos seleccionados al azar. En total, los investigadores estimaron la similitud genética entre los individuos analizando 1,7 millones de polimorfismos (cambio frecuente en el código genético del ADN) de un solo nucleótido en el genoma de cada persona.

Los investigadores compararon la magnitud de la similitud genética entre las personas casadas con la magnitud de un fenómeno mejor estudiado, el de las personas con estudios similares que se casan, conocido como emparejamiento selectivo educativo.

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Observaron que la preferencia por un cónyuge genéticamente similar, conocida como emparejamiento selectivo genético, tiene alrededor de un tercio de la fuerza que el emparejamiento selectivo educativo.

Los hallazgos podrían tener implicaciones para los modelos estadísticos utilizados actualmente por los científicos para comprender las diferencias genéticas entre poblaciones humanas debido a que tales modelos a menudo asumen que el emparejamiento se produce al azar.

El hallazgo de la Universidad de Colorado incide en la idea de que las parejas no se vuelven más similares con el tiempo, sino que ya lo eran antes de conocerse. Investigadores de la Universidad del Estado de Michigan publicaron un artículo en el que analizaban parejas a lo largo del tiempo, examinando una serie de características de la personalidad, y descubrieron que en la mayoría de los casos, las parejas no se hicieron más parecidas con más años de matrimonio.

La única excepción a este patrón fue la agresión, es decir, que si una de las dos personas era agresiva, la otra tendía a responder de la misma forma, y cada vez más con el tiempo.