De seguro has escuchado sobre los múltiples beneficios que tiene el ajo, especialmente sus propiedades para tratar problemas digestivos, respiratorios, o incluso la fatiga.

En este contexto, Sheela Mahdavi, nutricionista y fundadora de Food Over Drugs, detalló al diario electrónico DailyMail, que el ajo es antivírico y antibacteriano, siendo “perfecto para cuando estás enfermo”.

“El ajo se puede usar para bajar la presión sanguínea o para disminuir la placa en las arterias, que son útiles para prevenir enfermedades del corazón“, señala la especialista. Asimismo, asegura que se puede usar para la prevención del cáncer de estómago y colon.

El Instituto Nacional del Cáncer destacó los datos de siete estudios que han demostrado “que cuanto mayor es el consumo de ajo crudo y cocido, menor es el riesgo de cáncer de estómago y colorrectal”, precisa.

“Uno de sus blancos es el Helicobacter Pylori, una bacteria asociada con algunas úlceras y con el cáncer de estómago”, explica el sitio especializado WebMD

Del mismo modo, los especialistas especifican que sirve para tratar infecciones respiratorias y combatir la tos. Asimismo, funciona como prebiótico para alimentar las bacterias “buenas” en el tracto digestivo.

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Cabe señalar que la alicina es la responsable de todos estos beneficios. Sin embargo no está presente en el ajo como tal, sino más bien, se produce cuando dos de sus componentes entran en contacto: la aliina y la alinasa.

En otras palabras, este compuesto azufrado es producto de la reacción que se genera al picar, machacar o incluso masticar un diente de ajo crudo.

“Las propiedades de la alicina son: antibacteriana, mejora la circulación sanguínea evitando enfermedades cardiovasculares, es antiinflamatoria y antioxidante”, explica la nutricionista Marta Sanz, al diario electrónico La Vanguardia.

El error

No obstante, estos beneficios desaparecen si echamos el ajo inmediatamente a la olla o al sartén caliente, después de picarlo.

Esto debido a que el calor neutraliza la alicina, provocando que el ajo pierda sus propiedades. En este caso, basta un minuto en el microondas para desactivarlas.

Sin embargo, existe un sencillo y efectivo truco para conservar los beneficios que otorga el ajo, y solo consiste en tener paciencia.

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De este modo, cuando piques el ajo, debes dejarlo reposar al menos 10 minutos antes de añadirlo a la cocción. Incluso si lo consumirás crudo, deberías esperar para que los componente entren en contacto, explica el diario electrónico Huffignton Post.

Con ese periodo se genera una gran cantidad de alicina, y no toda se pierde al exponerse al calor. Otra forma de beneficiarse, es aumentar la cantidad de ajo que utilizarás en la preparación.

Cabe señalar que las cabezas de ajo necesitan respirar, por lo que se recomienda guardarlas en una despensa fresca, seca y sin luz. Asimismo, deben permanecer alejados de otros alimentos para que se conserven más tiempo. Aunque suene obvio, nunca debes dejarlas en el refrigerador, porque la humedad y el frío los hará brotar.

Una cabeza de ajo bien conservada puede durar más de ocho semanas. Sin embargo, una vez abierta, la podrás conservar entre siete y diez días.