El Año Nuevo es una fecha propicia para disfrutar y compartir con los amigos y la familia. Por esta razón, es común que la ingesta de alcohol sea mayor a la recomendada.
Si bien, el efecto de beber alcohol en cantidades elevadas o en ocasiones en exceso, trae consigo un estado de relajación, lo cierto es que también puede provocar una deshidratación que, en la gran mayoría de los casos, produce dolor de cabeza o también llamada “resaca”.
Es una vieja costumbre consumir mariscos el 1 de enero justo después de las fiestas para “componer la resaca”. Pero ¿qué tan cierto es?
Según explica Juan Cristóbal Reyes, chef instructor y académico de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello, “tiene un fundamento nutricional, ya que los mariscos son altos en zinc, hierro y vitaminas como la B6 y A, cuya concentración disminuye en el organismo después de una noche de exceso de alcohol”.
Sin embargo, existe el riesgo de pasar de una “resaca” a una intoxicación alimentaria. “Nunca es una buena alternativa comer mariscos crudos, ya que puede generar trastornos alimenticios e incluso cuadros de intoxicación, por lo tanto, el llamado es a consumir pescados y mariscos cocidos, y muy importante evitar la contaminación cruzada de los alimentos”, sostiene el académico UNAB.
“Si la opción es ir a un local establecido o un restaurant la recomendación es fijarse en la limpieza general del establecimiento, en la mantención de la cadena de frío y una manipulación ordenada para evitar la contaminación cruzada”, advierte.
El chef, además, sugiere algunos platos para consumir este 1 de enero:
· Mariscal (con mariscos cocidos), y que puede ser frío o caliente.
· Sopa de mariscos
· Caldillo de congrio
· Pulmay