Fue en 1940 cuando Francia capituló ante Alemania y el ejército nazi realizó su entrada a París, ciudad que ocuparía por los siguiente cuatro años. Sin ir más lejos el propio Hitler visitó la ciudad el 28 de junio de aquel año, quedando maravillado con lugares como el Teatro de la Ópera, Torre Eiffel y Notre Dame.

Posteriormente el líder alemán le dijo a su ministro Albert Speer que Berlín debía ser una ciudad aún mas bella que París, dejando a la urbe francesa en el segundo lugar de las ciudades más hermosas del mundo. En total, la visita de Hitler se extendió por una mañana.

No obstante, los planes alemanes se fueron a pique en 1944, cuando el ejército de Estados Unidos logró entrar a Francia por Normandía y se abrió paso por el país galo a través de sus campos. La hora de hacer ingreso a París estaba cerca, y el gobierno alemán lo sabía.

Por otra lado, la capital estaba al mando del comandante Dietrich von Choltitz, quien tenía un ejercito y arsenal preparado para la batalla, aunque sabía que ante los norteamericanos no podría hacer mucho, ya que lo doblaban en número y experiencia.

No obstante, el uniformado recibió una llamada de Hitler días antes que el fuego iniciara. En ese momento, el líder alemán le dijo que no tenía permitido capitular y que si lo hacía, París debía estar en ruinas.

Wikimedia Commons
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De acuerdo a un reportaje de diario El Mundo, von Choltitz ordenó instalar explosivos en lugares simbólicos de la ciudad, Notre Dame incluido. La idea era hacerlos explotar en caso que el ejército de Estados Unidos ingresara a la ciudad.

Cuando aquello ocurrió (24 de agosto) el militar recibió una llamada directa de Hitler, en la cual le hizo una pregunta que pasaría a la historia: “¿Arde París?”. La respuesta del encargado fue categórica: “No”.

Hasta el día de hoy se manejan dos teorías de por qué von Choltitz se negó a hacer desaparecer monumentos como la Torre Eiffel o Notre Dame. Una de ellas sostiene que no se atrevió a destruir una de las ciudades más bellas del mundo.

No obstante, la más aceptada hasta hoy sostiene que el hombre sabía que la victoria americana era segura, por lo que quiso “canjear” su libertad a futuro, a cambio de mantener intactos los símbolos de París.

Lo cierto es que aquel plan habría resultado a la perfección para von Choltitz, ya que si bien fue tomado rehén los estadounidenses, luego lo liberaron por haber evitado un descalabro mayor en la ciudad.