“No todos los hombres” es una frase que más de alguna vez alguien ha pronunciado para responder a alguien que comenta sobre los comportamientos sexistas del género masculino y que, usualmente, justifica que no son parte de ese “grupo”.

Pero, ¿qué hay detrás de esa frase? aunque parece un buen argumento para justificar que muchos hombres no son parte de la cultura patriarcal que aún está presente en la sociedad o que no caen en esas pequeñas actitudes que contribuyen a que el machismo aún sea parte de la vida diaria, una experta expone cuál es el problema con esta.

La psicóloga, académica, máster en género y directora del proyecto “Herspective” Evelyn Nam señala tres argumentos que explican por qué esta frase puede ser contraproducente.

@herspective

#genderequity #takedownthepatriarchy #feminism #tiktokk #genderequality #feminist #leftist

♬ Inspirational Piano – AShamaluevMusic

Los tres problemas con el argumento “no todos los hombres”

“Sí, entiendo que existen hombres que actúan de formas abusivas y opresivas, pero yo no soy así ¡soy uno de los buenos!” es lo que representa en términos simples este argumento que se usa para desmarcarse de los comportamientos machistas.

Sin embargo, a juicio de la graduada en Harvard y Cornell esta frase se enfoca en el “elígeme”, es decir, hace referencia a que hay hombres malos, pero que quien dice la frase es decente y debería ser felicitado por eso.

Nam añade que es importante entender que todos vivimos en el mismo sistema de patriarcado, donde la misoginia está internalizada y constantemente se continúa tratando a la mujer de forma sexista y opresiva. En este sentido, sí, es cierto, tal vez no seas parte de ese grupo “opresor”, pero lo esperable es que no lo seas y por lo mismo no deberías sentirte aludido.

El segundo punto que destaca la activista, y quizás el más importante, está enfocado en que al decir esto pueden minimizar el sufrimiento de una víctima, cambiando el foco hacia ti. Esto ocurre principalmente cuando alguien está contando sus experiencias de abuso con el género masculino y tú tienes el impulso de decir esta frase.

En este sentido, la frase dice “no nos metan a todos en el mismo saco”, pero no condena a quienes aún cometen estos abusos. De este modo le baja el perfil a la experiencia de ellas y les resta voz.

Anete Lusina | Pexels

Cuando dices esto es más probable que alguien te responda “no estoy hablando de ti” para continuar con sus argumentos, porque efectivamente no se refiere a ti.

Finalmente, el tercer punto que plantea la académica se relaciona con el sentimiento de “superioridad masculina”. Citando sus palabras, señala que para algunos esta frase funciona como: “Sí, entiendo que existen hombres terribles que abusan, violan, acosan y oprimen; pero yo no soy uno de ellos. Si te apoyas en mi para protegerte ante la violencia masculina, estarás bien”.

Al analizar el argumento, se desprende que más allá de proponer un cuidado de la mujer, que puede ir con la mejor de las intenciones por parte de quien la emite, el trasfondo es que enseña que sólo un hombre te puede proteger.

Cuando la solución a la violencia masculina es otro hombre que te proteja de esa violencia, la realidad es que no existe una solución y el comportamiento no se erradicará, sino que se mantendrá considerando que habrá “alguien” para proteger a las mujeres.

Por ejemplo, en México se estableció un plan denominado “Viajemos seguras” que mantuvo vagones de metro exclusivos para que mujeres pudieran transportarse seguras, una medida que se tomó considerando que los altos índices de violencia y acoso sexual en la zona.

En este caso, el resultado es apartar a las mujeres y ponerlas en un espacio seguro en lugar de enseñarles a los hombres a comportarse de forma educada y no abusar de mujeres en el transporte público.

Anna Shvets | Pexels

La viralización y el agradecimiento

El video de @Herperspective fue viral en TikTok con más de 1.2 millones de me gusta en la plataforma social y curiosamente, muchos hombres agradecieron la explicación de la psicóloga.

Según comentó a BuzzFeed, se sintió “profundamente animada por la gran cantidad de hombres que se acercaron en agradecimiento y apoyo”.

Además, profundizó en el mensaje que entregó señalando que esta frase es una forma de estar a la defensiva y una falta de voluntad para respetar las experiencias de una mujer.

De igual forma, destacó que es capaz de desafiar a cualquiera que le demuestre que está libre de prejuicios sexistas, porque finalmente estamos socializados en el contexto del patriarcado, indicando: “Para sobrevivir, todos y cada uno de nosotros tuvimos que ajustarnos a las normas establecidas en ese contexto, que incluían adoptar las formas en las que menospreciamos y avergonzamos a las mujeres, incluso por las malas acciones de los hombres”.

Para eso ejemplifica con la desventaja que tienen las mujeres en la medicina, donde muchos médicos creen que están exagerando su dolor, considerando que en esta rama se establece el dolor de un hombre como el predeterminado, sin considerar el que pueda sentir una mujer y que puede estar asociado a síntomas diferentes.

Recordemos que a través de los años se ha descubierto que la mayoría de los testeos de tratamientos médicos se realizan en el género masculino, por lo que cuando son aplicados a mujeres estos tienen variaciones que hacen un efecto diferente en el paciente, lo que fue revelado por un estudio de Natasha Karp, investigadora del Instituto Wellcome Trust Sanger en Cambridge, Reino Unido.

¿Como cambiar de mentalidad?

La escritora Itia Marañon, autora del blog feminista Comecuentos Makers, publicó en 2017 un libro llamado “Educar en feminismo” en el que destaca que para acabar con los estereotipos de género hay que enseñar en igualdad, pero recalca que en una igualdad real.

La española destaca a El País que este proceso es un paso para lograr que la sociedad sea mejor y eliminar la violencia machista, diferencias sociales y estereotipos que impiden que las personas, desde niños, puedan ver al otro como un igual.

Esta afirmación la realiza considerando que estudios señalan que los niños en cuanto toman consciencia de sí mismos, entienden la diferencia entre géneros, pero que las niñas a partir de los 6 años, comienzan a sentirse menos inteligentes que los hombres, porque existe una sociedad que les muestra un lugar en la sociedad relegado al hogar, cuidando bebés o maquillándose, cuando a los varones se les fomenta el poder a través de juegos infantiles.

En ese sentido, la autora comenta: “No nos damos cuenta de que si no permitimos ni fomentamos que un niño pueda jugar con muñecos y casas de muñecas, el día de mañana no va a ser un padre implicado y no va a asumir los cuidados y la corresponsabilidad en el hogar como propia. Y si nuestras niñas no juegan a ser superheroínas, no creerán que tienen la capacidad de cambiar el mundo”.

Lukas | Pexels

Por esto, Marañon subraya que se debe insistir en la igualdad, porque de esta forma cuando vayan creciendo, los niños entenderán las injusticias que se crean a partir de los prejuicios que son adquiridos en la infancia.

Para la escritora y fundadora de “Voice of Salam”, Elizabeth Arif-Fear, avanzar en este punto implicaría que “Para poder dejar atrás la culpabilización de las víctimas, como sociedad, debemos aprender a empatizar con las víctimas y a condenar a los perpetradores”.

Elizabeth señala que para poder dar un paso adelante, hay que partir por comenzar a condenar con “voz clara y alta” al hombre violento.

“Tenemos que ofrecer un apoyo completo, emocional y legal, a las víctimas, y hacer nuestro mejor esfuerzo como sociedad para asegurarnos de que obtengan justicia. Debemos dejar de cuestionar a la víctima y enfocarnos en el perpetrador. Necesitamos considerar la prevención de la violencia sexual, desafiar las actitudes peligrosas, crear espacios seguros para las mujeres, ayudar a que las víctimas hablen, y sentenciar a los perpetradores. Culpar a la víctima es tóxico y debe ser desafiado”.