Marek Holecek y Radoslav Groh son reconocidos alpinistas checos que hoy sufren una de las peores pesadillas para quienes escalan: estar atrapados a miles de metros de altura.

“Esperamos un milagro que, ojalá, llegue el sábado”, escriben en un mensaje de texto que se postea automáticamente en sus redes sociales. Llevan tres días atrapados, sin moverse a 7.000 metros en el Baruntse, una montaña de Nepal de 7.129 metros cuya cima alcanzaron el martes en mitad de una tormenta.

Llevan aproximadamente ocho días en la cumbre y sin la visibilidad para poder descender, “sería un suicidio”. A través de un teléfono satelital logran comunicarse con sus familias y mantener la esperanza de que algún día puedan volver a sus hogares, según detalla el diario español El País.

Instagram

Holecek tiene 46 años y es guía de montaña alta. Hasta la fecha es considerado uno de los mejores alpinistas de la década, siendo galardonado con dos Piolets de Oro (premio de montañismo que otorga un jurado francés desde 1991) por sus ascensiones en compañía de Zdenek Hák al Chamlang (2019) y al Gasherbrum I (2017). En esa oportunidad, el montañista dijo que “jamás practicaré el alpinismo con el objetivo de ser recompensado”.

Marek explica con claridad los sentimientos encontrados cuando sale de expedición: la lucha interna antes de alejarse de su familia, la necesidad de escalar, las ganas de regresar, “Doug Scott (alpinista) decía que desconectaba completamente cuando deseaba enfrentarse a sus límites, pero que no por ello renunciaba a la vida. Decía que si quería concentrarse completamente en la ascensión, debía olvidar que tenía una mujer embarazada esperando en casa y facturas que pagar. Decía que al regresar podría retomar su vida, con sus obligaciones”, dice.

Inicio del viaje

El pasado 20 de mayo, Holecek y Groh iniciaron su reto: abrir una vía nueva en estilo alpino en la cara noroeste del Baruntse, una pared de 2.000 metros, aunque resultó ser un desafío aún más complejo. “En general, en los últimos años, en el Himalaya no hay mucha nieve en las caras norte y oeste. La nieve y el hielo han disminuido de forma evidente”.

Según consigna El País, el pasado domingo, enviaron un largo mensaje de texto que decía “Alrededor de las 11 de la mañana encontramos restos de una carpa emergiendo del hielo en una ladera de 60 grados de inclinación. Esto me ha hecho recordar la triste historia de mis amigos Peter y Kuba (Petr Machold y Jakub Vanek, desaparecidos en esta montaña en 2013). Hoy tenemos un buen vivac, pero vamos maduros como arándanos, aunque aún nos quedan fuerzas. Estamos 200 metros por debajo de la cima y si el todopoderoso está en casa mañana y nos da su permiso, completaremos la cara noroeste del Baruntse”.

No obstante, al otro día los alpinistas se encontraron con un panorama un tanto desolador. Intentaron escalar para sólo poder avanzar 150 metros. “Las avalanchas fluyen a ambos lados de nuestra tienda, que es nuestro hotel. Estamos cansados como gatitos, congelados, hambrientos y sedientos. Dios nos ayude a subir mañana y a descender“.

Ha pasado casi una semana y están esperanzados con la disminución de la tormenta durante este fin de semana que despejaría la vista, dándoles a los alpinistas checos la posibilidad de descender. Ahora, sus familias sólo esperan tener prontamente buenas noticias.

Marek postea a través de su cuenta de Instagram el paso de sus días. Durante su última publicación, se ve una imagen borrosa de la montaña, acompañada del siguiente texto: “Oscuridad blanca, estamos atrapados aquí por el clima. Otro vivac en la cima de Baruntse a 6900 m. Está nevando, sopla y hay una oscuridad blanca por todas partes. Necesitaríamos 3 horas de buena visibilidad y estaríamos a salvo. Intentaremos descender por la noche. Debería nevar hasta el sábado. Enviaré mensajes actuales siempre que la batería funcione”.