Una increíble experiencia vivió David L. Glover a fines de septiembre en su trabajo en The Bartlett Bee Whisperer. El hombre, que labora en un servicio de rescate para abejas, fue contactado por este último motivo por un hombre que estaba harto de estos insectos.
Cuando llegó al lugar, el dueño del inmueble ubicado en Tennessee (Estados Unidos) le explicó que no sabía donde se alojaban las abejas porque no veía ninguna colmena aledaña y que los controladores de plaga no habían podido localizarla. “Nadie es consciente del tamaño de un panal de abejas. Todos esperan algo pequeño, como un nido de avispas”, dijo el rescatador, según recoge el portal de entretención BoredPanda.
Es así como el rescatista se percató de un agujero en la pared exterior de la casa, entre los ladrillos, de donde salían y entraban abejas. Para asegurarse que había encontrado la colmena, David usó infrarrojo llevándose una gran sorpresa. “Este sistema da una idea del tamaño”, contó y explicó que los sectores más rojos corresponden a la “zona de incubación” que alcanza los 35º. “De vez en cuando debo realizar trabajos que me hacen temblar”, admitió Glover en Facebook.
Una vez localizado el panal, Glover comenzó a trabajar para “destapar” a las abejas. “Prefiero ser lo menos invasivo que pueda al sacar las abejas de las casas o edificios. No me gusta sacar ladrillos (…) pero por mucho que me aterrara el resultado fue increíble. Es de lo más grande que he visto”, expresó el hombre que lleva casi una década en el rubro.
En efecto, cuando logró quitar los ladrillos se encontró con un enorme panal. “La colmena estaba muy pegada al material de la casa”, contó y reconoció que habían algunas abejas muertas por el uso de pesticidas pero que, en general, todo funcionaba a la perfección.
Una vez totalmente descubierto, David comenzó a trasladar a las abejas a una caja para reubicarlas en un nuevo lugar. “El dueño de la casa estaba más que contento de que fuimos capaces de eliminar y reubicar a las abejas y su colmena”, relató.
Según explicó el rescatador, estos insectos suelen ser integrados a colmenas que han sufrido grandes pérdidas.
Finalmente, el rescatista decidió compartir el proceso y la historia en Facebook, en donde su publicación ha sido compartida más de 100 mil veces y ha recibido miles de comentarios.
