La falta de luz afecta en diversos procesos biológicos. Esto generaría periodos de bajo ánimo, tristeza y ganas de aislarse de las personas. Si se mantiene en invierno, puede tratarse de Trastorno Afectivo Estacional.

Llega el invierno y con él se esconde el sol, aparece el mal tiempo y se acortan los días. Pero no solo cambia eso, también podemos cambiar nosotros. Una baja en el ánimo, pena y sentimientos de soledad son algunos de los síntomas del Trastorno Afectivo Estacional (TAE), cuadro característico de la época invernal.

A casi 1 mes del comienzo de esta estación, especialistas en salud mental explican de qué se trata el TAE. La psiquiatra Eugenia Escorza es jefa de salud mental en la Clínica Dávila y comenta que “se trata de depresiones que empiezan en otoño, se mantienen en invierno y suelen desaparecer en primavera-verano”. Los relaciona directamente a la estación y a la cantidad de luz que recibimos, aunque excepcionalmente se puede presentar en los meses de primavera-verano.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental (EEUU), este trastorno es un tipo de depresión, por ende puede tener los mismos síntomas que una depresión mayor, solo que tendrán una duración de 4-5 meses. Existen síntomas específicos como dormir demasiado, antojos de carbohidratos y alejarse de círculos sociales.

¿Cuáles son las causas de la depresión de invierno?

El NIH afirma que no hay un consenso en relación con esto, pero sugiere que tiene que ver con la luz y su relación con ciertas hormonas y otras sustancias químicas. La disminución en el consumo de luz solar disminuye la producción de serotonina, un neurotransmisor que mantiene los niveles anímicos.
Por otra parte, esta menor cantidad de sol puede disminuir los niveles en la vitamina D, dificultando aún más la actividad de la serotonina.

También se indica que las personas con depresión invernal producen más melatonina, lo que altera el ciclo de sueño y genera somnolencia. Jennifer Conejero, psicóloga infantojuvenil de Clínica Santa María, agrega que existe una relación con el aumento del cortisol, además de que “la contaminación, las enfermedades respiratorias y las exigencias también pueden influir en el estado de ánimo”.

¿Cómo se trata el Trastorno Afectivo Estacional?

La Clínica Alemana recomienda consultar con un especialista al presenciar estos síntomas, para encontrar el tratamiento adecuado. Sugiere que el método más común es la luminoterapia, una exposición a luz blanca que imita la luz exterior. También se puede combinar, según el NIH, con fármacos antidepresivos, suplementación de vitamina D y psicoterapia.

Claudia Badilla, psicóloga de la Clínica Ciudad del Mar, manifiesta que esta debe orientarse a “favorecer la comprensión y aceptación de su condición, la adherencia al tratamiento y al desarrollo de estrategias de afrontamiento”. Dice también que son clave generar hábitos saludables en cuanto a alimentación, sueño y ejercicio, para mejorar la adaptación y calidad de vida.

Si bien, la institución estadounidense indica que el TAE se da con mayor prevalencia de otros trastornos, este también puede darse en las familias. Ante esto, Conejeros indica que es fundamental mantener actividades al aire libre: “es bueno salir a parques, aunque sea bien abrigados y aprovechar las horas de mayor luz solar”.