¿Sabías que en Chile, según cifras oficiales, una de cada cinco mujeres en Chile, podría experimentar depresión postparto, un problema de salud pública con una prevalencia que se estima entre el 8,8% y el 9,2%?
Sin embargo, hay una actividad que se puede practicar durante el embarazo y que podría disminuir la posibilidad de esta depresión: el ejercicio.
Así lo deja ver investigaciones publicadas en revistas como Journal of Affective Disorders y BMC Pregnancy and Childbirth, las que han mostrado que mujeres que se ejercitan regularmente durante el embarazo tienen una menor incidencia de síntomas depresivos después del parto.
Más ejercicios en el embarazo significa menor probabilidad de depresión postparto
¿Por qué? El ejercicio realizado de manera permanente, regula los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés. Niveles elevados de esta hormona, a largo plazo, pueden tener efectos negativos, que van desde aumento de peso, hasta problemas de sueño, influyendo de manera negativa en el estado de ánimo de las madres.
Uno de los estudios mencionados concluye que “las intervenciones de ejercicio podrían tener un efecto protector sobre el estrés percibido en mujeres con riesgo de depresión posparto. Los profesionales sanitarios deberían considerar la integración de intervenciones de ejercicio y bienestar en la atención posparto”.
Así, el ejercicio mejora la autopercepción del cuerpo y refuerza la seguridad en una misma. De hecho, hay proteínas específicas que se activan con el ejercicio, como el factor neurotrófico derivado del cerebro, que genera un impacto positivo en la salud mental.
Según Constanza Szalay, directora de Mamá Activa, “el ejercicio físico influye positivamente en la secreción de neurotransmisores como la dopamina, serotonina y endorfinas, involucradas en los estados de ánimo y sensación de bienestar” en el embarazo.
¿Cómo hacerlo?
1- Siempre que no haya contraindicación, se recomienda realizar mínimo 150 minutos semanales de actividad física moderada, la cual permita a la embarazada mantener una conversación fluida mientras la practica.
2- Idealmente, es recomendable aumentar el movimiento a diario y comenzar de ejercicios básicos a más complejos, respetando siempre las modificaciones musculoesqueléticas de cada etapa del embarazo.
3- Los ejercicios posturales y de fortalecimiento de la zona media, son vitales en la primera etapa del embarazo, para afrontar las mayores modificaciones físicas que se producen a partir de la semana 20 de gestación. Por otra parte, el ejercicio de fuerza y aeróbico promoverá un ambiente metabólico óptimo para disminuir las probabilidades de desarrollar diabetes gestacional o síndromes hipertensivos.
4- Las sesiones deberían durar máximo 60 minutos. Las mujeres que acostumbran a entrenar más de ese tiempo, es importante que acompañen sus entrenamientos con una asesoría nutricional, para evaluar los tiempos de comida, antes, durante o post entrenamiento. Con esto se asegura la adecuada ingesta de nutrientes, sin arriesgar la salud fetal ni materna.