La popularidad de estos refrescos han ido en aumento, instalándose gradualmente como un ingrediente fundamental en algunos cócteles, al igual que el combinarlos con cafeína para aumentar sus efectos se ha convertido en una costumbre para algunos. Sin embargo, de acuerdo a los especialistas, estas mezclas podrían tener graves efectos en la salud en el largo plazo.

De acuerdo a una encuesta realizada por Statista en octubre del 2022, para ese entonces Perú y Chile se posicionaban como los dos países latinoamericanos con mayor consumo de bebidas energéticas en esa latitud. Nada menos que un 27% de los participantes de estas nacionalidades admitió beber de manera recurrente, al menos una de las populares marcas internacionales que surcan el mercado hace ya varios años, pero que se han popularizado aún más en el último tiempo.

Y es que todos sus neuroestimulantes (cafeína, taurina, guaraná y azúcar) escondidos detrás del fuerte sabor azucarado, han logrado conquistar millones de paladares, muchos de los que no se conforman con poco.

Por ello, gradualmente se ha naturalizado el combinar estas bebidas con otros brebajes que ya son estimulantes del sistema nervioso. Tal es el caso de la cafeína y el alcohol. Por lo mismo, no es extraño ver que en algunos comercios se vendan estas bebidas juntas.

Sin embargo, de acuerdo a especialistas en neurología y gastroenterología, estas combinaciones están lejos de ser saludables y seguras.

¿Qué le pasa a tu cuerpo si mezclas alcohol con bebidas energéticas?

Whiskey con energética, ron, vodka y otro sin fin de destilados, que por lo demás albergan altos niveles de alcohol, no pueden faltar en fiestas y reuniones con amigos.

No obstante, de acuerdo a la médico y jefa de Urgencias de Clínica Bupa Reñaca, Daniela Villarroel, las atenciones por arritmia o convulsiones pueden ser un riesgo de estas “inocentes” mezclas.

“Específicamente cuando se mezclan las bebidas energéticas con alcohol puede ocurrir un efecto sinérgico peligroso, ya que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central, que a mayor concentración en la sangre genera un efecto de desinhibición conductual“, es decir que el consumidor tendrán conductas más eufóricas o que en un estado natural no habría efectuado.

Grupo de amigos compartiendo cócteles alcohólicos
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Por ello, puede desencadenar “mayor consumo de alcohol con menor sensación de intoxicación, conducción temeraria por esa falsa sensación de estar ‘subjetivamente alerta’, conductas de riesgo sexual, entre otras”, señala la especialista.

Pero, por si fuera poco, el riesgo conductual que puede llevar a situaciones límite y que incluso pongan en peligro la vida, el solo consumo de estas bebidas energéticas combinadas con alcohol ya trae consigo perjuicios en el largo plazo.

“Puede aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares como hipertensión arterial, infartos al corazón o cerebrales, trastornos del sueño, ansiedad y daño hepático como esteatosis hepática hasta cirrosis a largo plazo”, señala el neurólogo de Clínica Ciudad del Mar, Juan Pablo Mansilla.

En cuanto al impacto en la salud mental, la combinación puede llevar a desarrollar depresión, ansiedad y fatiga extrema, además de llevar a la “intoxicación por alcohol, al coma o sopor profundo”, detalla Daniel da Costa, gastroenterólogo de Clínica Santa María.

El silencioso rol de la cafeína

En cuanto a quienes suelen combinar estas bebidas y la cafeína -una energética y luego un café- el pronóstico no es muy alentador. Pese a que ambos líquidos de manera independiente solo causa daños a la salud si se consumen en altas cantidades, cuando son ingeridos de manera conjunta, pueden tener graves perjuicios en el organismo.

“El consumo diario de altas cantidades de cafeína, como ocurre con las bebidas energéticas, podría derivar en problemas cardiovasculares en caso de uso prolongado, ya que implica someter al organismo a un estado sostenido de presión arterial elevada, alta frecuencia cardíaca, estimulación neurológica continua y agitación“, afirma Villarroel.

Pero no es lo único, ya que, de acuerdo a Mansilla, también puede repercutir en el aumento en la tolerancia a la cafeína, es decir, se necesitarán de dosis cada vez más altas para que estas tengan el efecto esperado.

Mujer con dolor de cabeza bebiendo café
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Esto a su vez puede contribuir a problemas de higiene del sueño, cefalea “por excesos de psicoestimulantes”, bruxismo y ansiedad, añade el neurólogo.

Por si fuera poco, también puede descompensar a personas que tengan patologías como hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, por afectación, la función cardiovascular, añade.

En consecuencia, son los pacientes de estas enfermedades quienes tienen contraindicado mezclar bebidas energéticas con cafeína o alcohol. En conjunto con personas con antecedentes cardiovasculares de arritmias, hipertensión y cualquier persona con antecedentes de salud mental como depresión, bipolaridad, trastorno ansioso. Además de quienes usan medicamentos psicotrópicos.

No obstante, en personas sanas también puede llevar a graves riesgos y conducir a desarrollar algún tipo de afección crónica en el largo plazo.