Esta semana, el Ministerio de Salud llamó a la precaución por la presencia de algas que producen niveles anormales de toxicidad en el lago Villarrica. Ahora, expertos detallan por qué se producen y qué peligros suponen para las personas y el ecosistema acuático.

Las autoridades sanitarias y medioambientales de la región de la Araucanía reportaron esta semana niveles anormales de toxicidad en el lago Villarrica. Posteriormente, descubrieron que esto se debe a la aparición de algas ‘microcistinas’ en el cuerpo de agua.

Asimismo, hicieron un llamado a evitar el contacto con el lago, puesto que las toxinas presentes en el agua podrían ser peligrosas para las personas y también el ecosistema acuático, pero ¿qué son exactamente?

Según comenta a BioBioChile Alejandra Vozmediano, toxicóloga de la Universidad de Valparaíso, las microcistinas “son toxinas provenientes de las algas verde-azules (cianobacterias)”, que crecen en aguas dulces.

“En algunas circunstancias, como, por ejemplo, cambio climático, contaminación, cambio de temperaturas, etc; las algas pueden ir creciendo en forma descontrolada, provocando una floración algal. Por ende, puede existir lisis celular (la célula se rompe) y esta toxina es liberada, produciendo cambios de pH y color en el agua”, explica la experta.

Lo que ocurrió en el lago Villarrica exactamente, es que “las condiciones idóneas para el crecimiento de estas algas se han dado en el lugar, por ejemplo, contaminación, radiación solar, cambios de temperatura”, enfatiza.

Y es que desde hace un tiempo se viene advirtiendo de los efectos de la contaminación en el lago. De hecho en 2017 fue declarado como “zona saturada”, lo que significa que en su cuenca puede existir mayor emisión de fósforo y nitrógeno

Estos nutrientes, dice Vozmediano, potencian el crecimiento algal y “a su vez la disponibilidad de oxígeno puede bajar, lo que conlleva a la disminución de especies en el agua. Y esto produce sin duda un desequilibrio ecológico importante”.

¿Cómo afectan las microcistinas al ecosistema acuático del lago Villarrica?

Los principales afectados por esta saturación y crecimiento algal son los organismos que habitan y se desarrollan en este ecosistema de agua dulce. Especialmente, en su cadena alimentaria.

La experta resalta que “las microcistina producen efectos ecotoxicológicos importantes, el hecho de que las cianobacterias sean dominantes conlleva a falta de fitoplancton alternativo como alimento”.

Esta falta de alimento además, produce que los organismos acuáticos del lugar ingieran las toxinas y las bioacomulen y “por consiguiente, existe un potencial considerable para que los efectos tóxicos se magnifiquen en la cadena alimentaria acuática”.

En la misma línea, la experta enfatiza en que, este lago no es el único de Chile en el que podrían generarse las algas microcistinas, puesto que solo basta con que cumplan con las condiciones necesarias para que comiencen a crecer.

“Estos organismos se encuentran en agua dulce; por lo tanto, si las condiciones ecológicas, climáticas, nutritivas fomentan el crecimiento algal, es muy probable que se generen floraciones algales y con eso la liberación de las toxinas al agua”, señala.

En cuanto a los factores que potencian estas condiciones “el cambio climático es uno de los factores. Sin embargo, las poblaciones de cianobacterias pueden estar durante todo el año. Va a depender de las condiciones geoquímicas del cuerpo de agua y que las condiciones de crecimiento en conjunto se den para que las toxinas sean liberadas al medio acuático”, agrega.

¿Son peligrosas estas toxinas en humanos?

Si bien los organismos sanitarios y medioambientales llamaron a evitar el contacto con el agua, el que las microcistinas produzcan efectos graves en humanos “va a depender de la concentración ingerida y la severidad de las floraciones de donde se obtuvieron las distintas especies para el consumo humano”, dice Vozmediano.

Por su parte, Daniela Villarroel, Jefa de Urgencias de la Clínica Bupa Reñaca, informa que las personas expuestas a las microcistinas “al tocar o nadar en agua contaminada o al inhalar gotitas del aire contaminado pueden presentar irritación en la piel, ojos, garganta, nariz y pulmones“.

Por otro lado, al ingerir alimentos contaminados con esta toxina o tragar agua del lago pueden presentar síntomas relacionados al aparato digestivo y su funcionamiento.

Villarroel enumera: “dolor de estómago, de cabeza, vómitos y diarrea”. En el peor de los casos también señala la posibilidad de sufrir daño hepático o síntomas neurológicos, como debilidad muscular y mareos.

“En los seres humanos los efectos iniciales de esta toxina son parecidos a los de cualquier otra intoxicación vírica que produzca gastroenteritis, con la diferencia de que esta puede llegar a producir daño hepático en un grado variable”, agrega.

Por ello, llama a prestar atención a signos como náuseas, vómitos, diarrea; hepatitis aguda e ictericia; orina de color oscuro; malestar general o letargo; dolor de cabeza y fiebre; o pérdida del apetito.

Además, aclara que en la actualidad los tratamientos médicos para los efectos de las microcistinas son solamente de apoyo. “No hay pruebas de diagnóstico clínicamente disponibles para detectar cianotoxinas. No se conocen antídotos contra las cianotoxinas ni tratamientos específicos para los casos de enfermedad, por lo tanto, el tratamiento es de sostén”, concluye.