La Comisión Experta del Proceso Constitucional empezó a plasmar las primeras normas del Anteproyecto de Nueva Constitución y se notó inmediatamente la mano en la que son expertos los famosos expertos constitucionales.

En primer lugar, circuló por las redes sociales, con amplia difusión, la hoja con tres puntos que contenía todo el articulado del Capítulo de «Protección del Medio Ambiente, Sostenibilidad y Desarrollo». En plena crisis climática global, la Nueva Constitución de Chile dirá apenas tres palabras sobre el desafío mayor que enfrenta la humanidad. No se ve aquí expertise alguna.

Por nuestro lado, las y los profesores leímos lo presentado en el Capítulo «Derechos y libertades fundamentales, garantías y deberes constitucionales» y nos sorprendimos con el evidente acto de copiar y pegar la normativa constitucional actualmente vigente, justamente la que norma el actual sistema educativo que todos los sectores reconocen en crisis. Y los dos párrafos en los que se innova son de tal ambigüedad que no aseguran ningún cambio. No vimos aquí la experiencia experta prometida.

Pero sí se vio una amplia expertise en algunas materias en esta primera ronda de normas. La Comisión Experta presentó un amplio articulado, consensuado entre todos los sectores políticos, en lo que tiene que ver con partidos políticos, Congreso Nacional, tramitación de ley, estatuto parlamentario y, en general, reformas institucionales muy ligadas a la actuación de lo que típicamente se entiende como «la política».

Por cierto, son áreas en las que se requieren urgentes reformas. El Congreso Nacional funciona mal, con legislación dispersa, realizada a la rápida, mucho de show comunicacional para salir en los medios y un pobrísimo nivel del debate. Cambios ahí son más que bienvenidos, y todo indica que la Comisión Experta está definiendo un camino consistente, con el cual se puede estar en desacuerdo, pero que tiene coherencia en una dirección de cambio (potenciar a partidos grandes y a través de eso ordenar la actividad parlamentaria, básicamente).

Pero sucede que no solo en esa área, en la política, se requieren cambios. Las materias nombradas al comienzo de estas líneas tienen una urgencia de nuevas normas, nuevas instituciones, nuevas prácticas que abran la puerta a un nuevo ciclo, pero nada de ello se ve en estas primeras normas del Anteproyecto de Nueva Constitución.

Y específicamente en Educación, donde hay una crisis gravísima y estructural de financiamiento, donde falla la infraestructura, donde flaquean los aprendizajes, donde hay problemas de convivencia y salud mental, requerimos un nuevo ciclo, requerimos una Nueva Constitución que no repita la normativa actual que ya falló, necesitamos una Nueva Constitución que nos sirva a todas y todos para enfrentar estos tiempos de crisis que vivimos.

Pero nada de eso vemos en estas normas de la Comisión Experta. Los expertos, muy versados en lo suyo, pero la ciudadanía requiere una Nueva Constitución que le sirva. Y en eso no se ve ninguna expertise.

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