Mucho se ha hablado en estos años acerca de los emprendedores, su importancia y sus relativos éxitos y más frecuentes fracasos. En estas líneas vamos a poner en evidencia una de las principales razones por las cuales hay tanta diferencia entre un emprendedor y un empresario, no solo en los resultados, sino en la mentalidad y la visión respecto de la venta.

La venta es una actividad fundamental en todo negocio y es la única manera de garantizar las transacciones efectivas y, por supuesto, la supervivencia y crecimiento de una empresa o un emprendimiento. Es esta actividad muy descuidada al inicio y tan importante en la existencia de una empresa mientras permanezca.

Los emprendedores, prácticamente todos, son dueños de sus ideas de negocios y, por alguna razón, a veces económica, a veces por no saber como abordarla, siempre deciden vender ellos mismos con todas las limitaciones que ello tiene.

La inercia de mercado que afecta a todo negocio incipiente, les mete en la trampa de la actividad y los éxitos del inicio les hace avanzar en desarrollar su organización desde el punto de vista de la producción, marketing, entre otros. Luego avanzan a hacer que todos participen en la venta, distrayendo en algunas ocasiones a su gente de producción, o administrativa, pensando que de este modo todos ganan y el emprendimiento también. Lo cierto es que todos se dedican a todo sin especialización en nada.

Pronto la inercia inicial se acaba, y si el tamaño del emprendimiento exige mayor venta que la de inercia inicial, empezaran los problemas financieros y la necesidad de vender más para tener utilidades y crecer.

Este es el punto de indiferencia entre un emprendedor y un empresario: si la mentalidad sigue siendo orientada al ahorro y no a la inversión, es muy probable que en el mejor de los casos el emprendimiento tenga sus duros vaivenes económicos; si la mentalidad avanza hacia la inversión, entonces el emprendimiento mutará hacia una empresa y, por tanto, el emprendedor se transformará en empresario. Luego, para ser empresario hay que especializar las áreas para que aseguren un crecimiento simétrico y saludable en el tiempo. Y entre esas áreas, la más importante es la venta.

Si no sabe organizar su venta y ponerla a funcionar, terminará frustrado y volverá a las prácticas de emprendedor que es hacerse cargo personalmente de la venta y terminará comprometiendo a toda la naciente empresa en este afán. Un área de ventas, no es solo un conjunto de personas intentando vender, un área de ventas es más que un grupo de personas, por eso, debe asesorarse adecuadamente si quiere que funcione con normalidad y persistencia en el tiempo.

En resumen, la diferencia entre un emprendedor y un empresario es que el primero vende el mismo por la razón que sea, mientras que el empresario genera un área especializada de ventas que le permita estar siempre concentrado en vender, mientras que las otras áreas hacen lo suyo. Esa es la diferencia fundamental que se traduce en crecimiento y éxito en el tiempo o en estancamiento y desaparición.

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