Durante décadas, Chile se ha caracterizado por contar con una baja o nula educación centrada en el arte y la cultura. Existe una visión sesgada que clasifica a ambas como “habilidades blandas” que no aportan al desarrollo económico del país. Incluso desde la etapa escolar se suele dividir los intereses de los alumnos en científico/matemáticos versus humanistas/artísticos, restando importancia y valor a éstos últimos.

Esta conducta repetida de no difundir ni posicionar las artes y la cultura, termina generando desconocimiento y poco interés por parte de las personas. El problema es que no se está viendo el mapa completo: las artes y la cultura juegan un rol esencial en nuestra vida cotidiana, en la creación y comprensión de nuestra identidad, en el bienestar de la sociedad y en el crecimiento de la economía.

¿Cómo influyen en nuestro día a día? 81% de las personas, -es decir, 4 de cada 5- considera que el arte y la cultura son una experiencia positiva y necesaria en un mundo complejo, mientras que un 87% considera que las artes mejoran la calidad de vida, según los resultados del informe The Social Impacts of Arts. El arte y la cultura tienen el poder de transformar la vida de las personas y ser un instrumento de cambio y movilización social.

¿Cómo impactan en el bienestar de la sociedad? Hay muchos ejemplos de cómo las organizaciones artísticas y culturales que involucran a las comunidades más vulnerables y marginadas contribuyen a mejorar problemas sociales profundos. Los niños y jóvenes que son expuestos al arte y la cultura desde pequeños tienen el doble de probabilidades de contribuir como voluntarios dentro de sus comunidades, son más participativos en instancias civiles y más completos personal y profesionalmente, gracias al acceso a educación multidisciplinaria.

¿Cómo influyen en la economía? De acuerdo a reportes de la Unesco, museos, teatros, salas de conciertos y centros culturales son importantes fuentes de empleo e ingresos económicos para los países, tanto de público local como extranjero. Incluso pueden convertirse en herramientas para aumentar el turismo.

Por si todo esto fuera poco, los meses de pandemia y la obligación de cumplir con las cuarentenas llevaron a las personas a reorganizar su tiempo libre y en este aspecto, el arte y la cultura cumplieron un rol fundamental como instrumentos de educación, distracción, perspectiva, canalización de emociones, y también un motivo para interactuar y conectar con familiares, amigos, alumnos, etc.

Si somos conscientes de su importancia, ¿Por qué no entregamos más recursos a estas áreas? ¿Por qué no tiene una participación mayor en los currículums escolares? ¿Por qué aún existen dificultades para acceder a actividades culturales e información de calidad, especialmente en regiones o sectores de Santiago que presentan déficit de ofertas e infraestructura? ¿Por qué el arte y la cultura no son parte de los planes de reactivación económica, especialmente si consideramos que al terminar los confinamientos, se privilegiará el turismo local y las personas querrán contar con más y mejores opciones para ocupar su tiempo libre?

Tenemos mucho trabajo por delante para saldar la deuda con las industrias culturales y creativas del país. La buena noticia es que si lo hacemos, no sólo serán beneficiados los artistas, también los emprendedores, gestores culturales, el público y la sociedad en general.

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