Las elecciones presidenciales bolivianas, cuya primera vuelta se efectuó el 17 de agosto recién pasado, estuvieron en lo fundamental enmarcadas por la difícil coyuntura económica. Por cierto, en el marco de la pérdida de poder del Movimiento al Socialismo, MAS, dividido y en minoría por primera vez en 20 años.

Dos candidatos competirán en la segunda vuelta, el senador Rodrigo Paz y el expresidente, Jorge Tuto Quiroga. Este último representa una corriente liberal de derecha, mientras que Paz, que concurrió bajo las banderas de la Democracia Cristiana, representa una opción más de centro. La segunda vuelta será en octubre próximo.

Siendo el debate dominado por la coyuntura doméstica, los temas internacionales no estuvieron presentes. Por cierto, Paz y Quiroga coinciden en darle un nuevo rumbo a la diplomacia boliviana, alejándola de sus cercanías con el régimen venezolano, con Irán y con Cuba. No es tan claro qué sucederá con sus relaciones con Rusia, país con el cual mantiene un importante proyecto de cooperación en medicina nuclear, y con China, con la cual, al igual que la mayoría de los países sudamericanos, posee buenos lazos comerciales.

En el plano vecinal, es previsible que cualquiera que gane, puede mejorar sus relaciones con la Argentina de Milei, al tiempo que deberán superar el impasse con Perú provocado por las declaraciones de la presidente Boluarte, quien hace poco calificó a Bolivia como un “Estado fallido”. En ese contexto es interesante como ha estado presente el “factor Chile”.

Al respecto lo que podemos constatar es que, en el presente, los gobiernos de Chile y Bolivia han alcanzado una relación de creciente cooperación, como en el plano migratorio: Bolivia aceptó la reconducción de los inmigrantes ilegales, aunque en número pequeño al inicio, se ha ido incrementando, se trata en su mayoría de ciudadanos venezolanos. Se ha mejorado sustantivamente la atención en los principales pasos (Tambo Quemado y Colchane), se trabaja en facilitar más la presencia de los trabajadores bolivianos que cada año vienen a la cosecha chilena así como se avanza en el estudio de los recursos hídricos fronterizos. El propio presidente Arce lo reconocía hace poco.

Es más, durante la campaña, varios candidatos remarcaron que era necesario entrar a una nueva etapa, de mayor entendimiento con nuestro país, fue el caso del propio Rodrigo Paz en un acto en la populosa ciudad de El Alto, también en esa línea se pronunció Andrónico Rodríguez, y por cierto, el candidato oficialista, el ex ministro de gobierno Eduardo del Castillo.

Como para bailar se requieren dos, es obvio que en Bolivia están atentos al desenlace de nuestras elecciones, y de la disposición que tenga la fórmula que resulte ganadora. Algunas hipótesis hablan de una eventual reanudación de relaciones, pero lo realista es que esto último puede ser el punto de llegada de un proceso de acercamiento, y no necesariamente el punto de partida, lo cual no desmerece que sería una prometedora hoja de ruta.