Como insólito y desastroso fue calificado por Mario Kreutzberger, Don Francisco, el procedimiento para conseguir una silla de ruedas para así recorrer las extensas distancias del Aeropuerto de Santiago.

Una extensa carta escribió Mario Kreutzberger, Don Francisco, para comentar la experiencia que viven las personas en situación de discapacidad cuando asisten al Aeropuerto Internacional de Santiago.

El fundador de la Teletón, en una misiva publicada en El Mercurio, relató las dificultades que se viven para recorrer la extensa distancia que existe entre el ingreso del terminal internacional y la puerta de embarque.

Según contó el conductor de TV, llegó hasta aeropuerto para viajar a Miami. Gracias a su celular, calculó que desde el mesón del counter de la aerolínea hasta la puerta del avión caminó 3.500 pasos.

“De acuerdo con la aplicación que tengo en mi celular, son más de dos kilómetros. Sí, ¡dos kilómetros!”, escribió.

Kreutzberger comparó la experiencia del Aeropuerto de Santiago con el de Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, donde hay vehículos eléctricos “perfectamente sincronizados con la llegada y salida de los vuelos, para trasladar a pasajeros en situación de discapacidad, o de la tercera o cuarta edad, desde la puerta del avión hasta las zonas de inmigración y equipaje y viceversa”.

Junto con ello, criticó la limpieza de los baños del terminal.

La odisea por una silla de ruedas

“Tal vez lo que me parece más insólito, y definitivamente desastroso, es el servicio que el Aeropuerto tiene para las personas en situación de discapacidad o con movilidad reducida”, continuó su relato.

Don Francisco señaló que “debe ser el único aeropuerto del mundo donde las personas con movilidad reducida o en situación de discapacidad tienen que ir en busca de su silla de ruedas, en vez de que la silla de ruedas llegue hasta donde está quien la necesita”.

Todo esto, contó, porque fue testigo directo de cómo una persona en situación de discapacidad accede a una silla de ruedas en el terminal aéreo:

El sistema opera de la siguiente manera: uno llega al mesón de la línea aérea, y le señala a quien lo atienda que pidió una silla de ruedas para recorrer los 3.500 pasos. Buscan en el sistema y le confirman que efectivamente está hecha la petición, pero que tendrá que ir a otro sector del aeropuerto a recogerla. Y un detalle no menor: solo se la entregan al pasajero que la necesita.

Entonces ahí viene la pregunta obvia: ¿Dónde hay que ir a buscar la silla de ruedas? La respuesta es inverosímil: “Tiene que ir como a tres cuadras de aquí. El servicio le corresponde a la administración del Nuevo Pudahuel”. En este caso intervine y pregunté: “Pero cómo puede ser eso, si la persona que necesita el servicio no puede caminar esa distancia”. Otra respuesta inverosímil: “Entonces tiene que traer su silla de ruedas desde la casa para que llegue hasta el lugar donde tiene que recogerla”.

Vi la cara de frustración del pasajero y decidí acompañarlo en el trámite. A duras penas, desplazándose con la ayuda de su pareja, acarreando sus bolsos de viaje, llegó hasta la central de entrega de sillas de ruedas del Nuevo Pudahuel.

Finalmente, escribió que advirtió a los funcionarios que iba a denunciar la situación y que la respuesta recibida fue “Don Francisco, hágalo por favor”.

“¿Habrá alguien en la administración de este ‘Nuevo Pudahuel’ que escuche, entienda y solucione una situación tan absurda como esta? O debemos decir como el inolvidable Chapulín Colorado: ‘Y ahora, ¿quién podrá defendernos?"”, cerró.

BioBioChile contactó a la concesionaria del aeropuerto, Nuevo Pudahuel, y se espera su declaración al respecto.