Dentro de las principales conclusiones para la degradación se encuentra la propiedad de los medios y se reconoce que aquellos que podrían suplir esa necesidad no son profesionales ni tienen fuentes de financiamiento estables.

La ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) ubicó a Chile en el puesto 82 de 180 en su clasificación mundial de la libertad de prensa en 2022.

El resultado corresponde a una caída de 28 puestos en comparación a la medición de 2021.

“Aunque la libertad de prensa está garantizada en la Constitución y en el ordenamiento jurídico, no siempre se respeta en la práctica”, partió el análisis.

“El periodismo de investigación pierde terreno y las agresiones a periodistas se multiplican”, indicaron.

Tras ello comentaron sus principales conclusiones: que la mayoría de los medios pertenece a los mismos grupos económicos, lo que se enfrenta a que la población “demanda cada vez más un mayor pluralismo informativo”.

“En Chile los grandes medios van de la mano de grupos económicos cuyos intereses merman la confianza de la ciudadanía por cómo abordan los temas susceptibles de generar conflictos de intereses”, señalaron.

“Los cambios emprendidos por la sociedad civil han puesto de manifiesto la necesidad de un órgano regulador que apoye la profesionalización de los medios y dote de mayor independencia a las publicaciones alternativas”, concluyeron.

En esa línea, el reporte reconoció que los medios alternativos que suplirían aquello “carecen de profesionalidad y de fuentes de financiación estables”.

En el informe también se reconoció que Chile atraviesa un proceso de cambio social, cultural y político derivado de las protestas de 2019.

“Los ciudadanos y los movimientos sociales han dejado claro su recelo hacia las informaciones publicadas por los grandes medios de comunicación. Aunque existe una prensa y unos periodistas dignos de la confianza popular, hay una demanda social evidente a favor de una pluralidad y una diversidad mediáticas reales, que se plasmen en el proceso constituyente”, zanjó RSF.