De acuerdo a cifras proporcionadas por la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN), entidad que regula la inscripción de armas, entre el 12 de octubre y el 12 de noviembre se registró un alza de 14% en los registros respecto del mismo periodo en el año anterior.

En concreto, pasaron de 493 a 563 en ese periodo de tiempo, pese a que durante el estado de emergencia, entre el 18 y el 27 de octubre, no se pudo realizar inscripciones.

Y según las cifras obtenidas por El Mercurio, entre el 28 de octubre y el 12 de noviembre, tras la reactivación de las inscripciones, los registros pasaron de 236 en 2018 a 441 en 2019; es decir, un despegue de 86%.

Eso sí, es necesario tener en consideración que la imposiblidad de inscribir armas la semana anterior repercutió en el retraso de dicho trámite, cuya situación en cierta medida infló los números tras el estallido social.

En tanto, del total registrado entre el 12 de octubre al 12 de noviembre, las pistolas pasaron de 297 (2018) a 402 (2019), mientras que -a contramano- escopetas (107/85), rifles (41/34), revólver (27/26) y otras (21/16) registraron una baja respecto al año anterior.

En tanto, según indican en las armerías, también han crecido las ventas de antiparras y bastones retráctiles.

En este contexto, Alejandro Rocaford, director e instructor del Club de Tiro de La Reina, advirtió que la cantidad de personas que ha ido a practicar aumentó significativamente en las últimas cuatro semanas.

“Ha habido una explosión, de todas maneras. El triple y quizás un poco más. Lo normal son 40 o 50 cursos al mes. Debemos estar en más de 150”, admitió.

De hecho, “tuvimos que aumentar la cantidad de instructores (de tiro). Teníamos cuatro de planta, hoy tenemos seis, yendo para siete”, señaló al matutino.

Con todo, de acuerdo a la DGMN, hay 733.950 armas autorizadas para su tenencia en Chile; es decir, un arma por cada 24 personas. Dicho catastro, actualizado al 31 de julio, señala que las más numerosas son las llamadas “tiro a tiro”, con 400.897 unidades.

No obstante, de acuerdo a una minuta elaborada por la Fundación Paz Ciudadana sobre la tenencia de armas, advierten que “a mayor porcentaje de tenencia de armas, mayor riesgo de aumentar la violencia y empeorar los resultados dañinos del delito”.

En esa línea, explican que armarse “no tiene un efecto preventivo (…), una arma en la vivienda representa un alto riesgo de accidentes (…) si el arma es robada, puede ser usada en la comisión de múltiples delitos, incluso contra su legítimo dueño” y que “no es posible estar suficientemente preparado para usarla, ya que no se puede replicar la tensión del momento de un enfrentamiento”.