El Kremlin negó este lunes la supuesta implicación de Rusia en la manipulación del sistema GPS del avión en el que viajaba el domingo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo que obligó a los pilotos a improvisar la navegación durante un aterrizaje en Bulgaria.
Tanto la Comisión Europea como el Gobierno de Bulgaria confirmaron el incidente, atribuido en principio por las autoridades búlgaras a actividades rusas.
“Somos muy conscientes de que las amenazas y la intimidación son un componente habitual de las acciones hostiles de Rusia”, señaló la portavoz comunitaria, Arianna Podesta.
La reacción de Moscú ha llegado por boca del principal portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, quien en declaraciones al Financial Times, el periódico que destapó el suceso, calificó como “incorrectas” las informaciones publicadas en estas últimas horas.
Cabe señalar que tanto desde Bruselas como desde Sofía han querido dejar claro que el avión pudo aterrizar sin contratiempos en la localidad de Plovdiv, sin necesidad de desviarse.
“El GPS de toda la zona del aeropuerto se apagó”, declaró una persona al tanto del incidente. Según el citado medio, tras sobrevolar el aeropuerto durante una hora, los piloto del avión decidieron aterrizar manualmente utilizando mapas analógicos.
La Autoridad de Tráfico Aéreo de Bulgaria confirmó el incidente en un comunicado.
“Desde febrero de 2022, se ha producido un aumento notable de interferencias (de GPS) y, recientemente, de suplantación de identidad. Estas interferencias alteran la recepción precisa de las señales (GPS), lo que genera diversos desafíos operativos para aeronaves y sistemas terrestres”, señala la nota.
La interferencia, que distorsiona o impide el acceso al sistema de navegación por satélite, era empleada tradicionalmente por los servicios militares y de inteligencia para defender lugares sensibles, pero países como Rusia la han utilizado cada vez más para perturbar la vida civil.