Más allá del empate técnico que anuncian los sondeos, el GS parece tener más potenciales socios de Gobierno que el SDS, ya que es posible un acuerdo con la coalición de centro-izquierda KUL, que podría obtener hasta un 18% de los votos.

Eslovenia decide en las elecciones generales de este domingo entre mantener en el poder al populista de derechas Janes Jansa, con su estilo y mensaje similar al del ultranacionalista húngaro Viktor Orbán, o tomar un nuevo rumbo que le ofrece una oposición ecologista que promete retornar a los valores liberales de Europa occidental.

De momento, ni las encuestas ni las matemáticas parecen favorecer a Jansa, primer ministro desde 2020, y en los periodos 2004-2008 y 2012-2013, y apodado el Orbán esloveno. Pese a todo esto, los resultados se prevén muy apretados.

“La campaña electoral ha transcurrido entre los bombardeos al electorado por parte de la coalición en poder con sus logros” y “las advertencias de la oposición de que Jansa terminaría convirtiendo a Eslovenia en otra Hungría”.

Así lo explicó Maja Bucar, profesora de la Facultad de Ciencias políticas de Liubliana.

Elecciones generales en Eslovenia

El 61% del electorado se muestra en las encuestas descontento con el Gobierno de Jansa.

Los sondeos colocan a su Partido Demócrata Esloveno (SDS) como el segundo más votado, con el 25%.

Igualado o con apenas un punto más aparece Robert Golob, un desconocido para la mayoría de los eslovenos.

Esto cambió el pasado enero lanzó Gibanje Svoboda (GS) (Movimiento libertad), un partido ecologista y liberal que dice estar “entre el centro y el centro-izquierda”.

No está claro cómo afectará a los resultados que Golob se haya contagiado de covid-19 y no pueda participar en persona en los últimos actos de campaña.

Jansa, por su parte, podría contar con el 8% de los votos que se espera obtenga la conservadora Nueva Eslovenia, coaligada ahora con él en el Gobierno, y con el PoS, un nuevo partido de centro al que los sondeos dan el 4%.

Otros tres partidos de centro que forman ahora parte del Gobierno que Jansa formó en 2020 no parecen tener opciones de entrar en el Parlamento.

Ataques a la prensa

Jansa ha suscitado repetidas críticas de la Comisión Europea y de ONG nacionales e internacionales por sus ataques contra la libertad de prensa, la independencia de la Justicia y la sociedad civil.

“La campaña ha reflejado cuánto ha intervenido ya el Gobierno en los medios: La televisión pública no permitió siquiera que el nuevo partido GS tomara parte en su debate electoral. Eso pudo cambiar solo por intervención judicial”, comenta Bucar.

Buenos resultados económicos

Jansa ha obviado en esta campaña los mensajes antiimigración y las críticas a la Unión Europa con los que ganó las elecciones de 2018, y se ha centrado en la buena marcha de la economía del país, que con un 8,1% tuvo en 2021 uno de los mayores crecimientos en la Unión Europa.

Ha insistido en que los salarios subieron el pasado año un 5 % y que el paro está en mínimos históricos.

“De aquí al 2030 situaremos a Eslovenia entre los 15 países económicamente mejor desarrollados del mundo”, ha prometido.

Apoyo a Ucrania durante época de elecciones en Eslovenia

Su cercanía con Orbán se ha enfriado debido a la tibia condena del ultranacionalista húngaro a la invasión rusa de Ucrania, y a su negativa a sancionar la compra de gas y petróleo de Rusia.

A mediados de marzo, junto a sus homólogos de Polonia, Mateusz Morawiecki, y de la República Checa, Petr Fiala, Jansa viajó a Kiev, aún amenazada por las tropas rusas, para mostrar al presidente Volodímir Zelenski su rotundo apoyo.

El primer ministro esloveno aprovechó la visita para promocionarse en redes sociales, calificándose de “héroe”, comparándose con Zelenski y publicando fotos suyas en uniforme militar de 1991 cuando, como ministro de Defensa, ganó la guerra de diez días en la que Eslovenia se independizó de Yugoslavia.

Amenaza al Estado de Derecho

El GS, liderado por Robert Golob, advierte de que Jansa está anulando el Estado de derecho en Eslovenia y advierte que “están en peligro los cimientos democráticos”.

Este partido, creado en enero, apuesta por una transición hacia energías verdes y recuerda que la guerra en Ucrania demuestra la “vulnerabilidad y la dependencia de la importación de combustibles fósiles”.

Golob, un ingeniero eléctrico de 55 años que fue secretario de Estado y dirigía hasta ahora la mayor empresa eléctrica del país, ha logrado convertir en pocas semanas a su GS en una alternativa de Gobierno.