Tras el discurso belicista de Vladimir Putin de anoche, Occidente se declara dispuesto a adoptar sanciones económicas contra Rusia en las próximas horas. La amenaza parece no tener efecto en el líder del Kremlin. Porque ha preparado a su país para esta eventualidad.

El lunes 21 de febrero, la bolsa rusa perdió un 12%. El rublo también cayó bajo la presión de los acontecimientos. Los inversores rusos están nerviosos, pero el Kremlin permanece imperturbable.

El 18 de febrero, Vladimir Putin elogió los resultados de la economía rusa. Con un aumento del 4,5% del PIB en 2021, las pérdidas de 2020 se han borrado y la riqueza nacional supera ya el nivel anterior a la pandemia, dijo el líder del Kremlin. No dijo ni una palabra sobre la situación en Ucrania, como si la economía rusa se hubiera vuelto impermeable a los peligros externos.

Vladimir Putin cree que los esfuerzos realizados desde 2014 darán sus frutos.

Desde el inicio del conflicto con Ucrania, la economía rusa se ha diversificado, es menos dependiente del petróleo y el gas, y ha potenciado sus fortalezas. Sus exportaciones de minerales, aluminio, níquel, oro, diamantes y trigo, en las que se ha convertido en el primer actor mundial, le dan una ventaja comercial sobre el resto del mundo.

El jefe del Kremlin también se ha ocupado de consolidar las cuentas públicas. La deuda del Estado está bajo control. Sólo representa el 13% del PIB, mientras que en Europa es más del 80%. El presupuesto se construyó con un barril de crudo a 44 dólares, que ahora vale casi el doble. Esta gestión prudente de los fondos públicos produjo incluso un superávit presupuestario el año pasado. La deuda corporativa denominada en dólares se ha reestructurado en rublos.

Esto forma parte del vasto plan de desdolarización iniciado hace ocho años, tras las sanciones decididas después de la anexión de Crimea. Para protegerse de una nueva ronda de sanciones, Moscú ha tratado de liberarse del dólar. En particular, mediante acuerdos con China

Ambos países pretenden liquidar su comercio bilateral en su moneda nacional. Rusia, en particular, ha intensificado sus esfuerzos. Sólo el 20% de sus exportaciones a China están denominadas en billetes verdes. En cambio, el 60% de las exportaciones chinas a Rusia siguen siendo en dólares.

Por último, el Banco Central de Rusia ha renovado completamente su cartera de reservas de divisas. Ha abandonado el dólar en favor del yuan, el euro y el oro. También ha aumentado considerablemente sus reservas hasta un nivel récord, superando los 630.000 millones de dólares a finales de enero.

¿Son estas reservas reponedoras el seguro de vida de Rusia?

Sí, lo son. Es lo que le permitirá apoyar al rublo y a los bancos si son blanco de sanciones, para pagar las importaciones. Y con 630.000 millones de dólares en reservas, el Kremlin tiene mucho que esperar.

Eso es casi el doble de las reservas de 2014, la cuarta a nivel mundial, equivalente a la de una petromonarquía. ¿Será esta arma anticrisis suficiente para resistir las sanciones? Algunos expertos estadounidenses lo dudan. Esta es, en cualquier caso, la convicción del Kremlin.