El último fin de semana de enero hubo pánico en torno a la Catedral de Colonia, el monumento más visitado de Alemania. Ciudadanos alarmaron a los bomberos porque creyeron ver humo en sus alturas. Fue falsa alarma. Lo que no es falsa alarma es la ira de muchos feligreses católicos que en Alemania pagan el 9 por ciento de su salario en impuesto eclesiástico.

En Colonia, la mayor y más rica arquidiócesis del mundo, las alarmas ya estaban prendidas. Muchos de los creyentes – a los que se suman cada vez más sacerdotes- critican duramente a su arzobispo, el cardenal Rainer María Woelki. Las autoridades informan que los juzgados que diligencian la petición de salida formal de la Iglesia católica están abarrotados.

En Alemania, por ley, quienes profesen la religión católica o luterana son conminados a pagar el 9% de su salario en impuesto eclesiástico. Con un sueldo base de 2000 euros, este monto llega a unos 47 dólares mensuales que llegan a las arcas eclesiásticas. Quienes decidan, por las más diversas razones, no pagarlo, deben solicitar ante un juzgado su salida de la Iglesia.

Rebeldía sin precedentes

El actual es el último escándalo en la larga cadena de abusos cometidos por sacerdotes, monjas y laicos de la Iglesia católica. En 2018, el cardenal Woelki había encargado un peritaje a una oficina de abogados de Múnich que debía examinar la gestión de la arquidiócesis en materia de abusos sexuales por parte de clérigos y dar nombres, en casos de irregularidades. Woelki se había presentado como “esclarecedor”, muy en el espíritu del Papa Francisco, cuya pauta ha sido la “tolerancia cero”.

Pero, desde hace un año, Woelki causa irritación e indignación. Primero detuvo el informe de Múnich poco antes de su publicación y encargó una nueva investigación a otro bufete de abogados.

Entonces se supo que, como obispo, no había denunciado a un antiguo clérigo, ya fallecido, con el que mantuvo una larga amistad, a pesar de un caso de abuso sexual. Los clérigos de la diócesis que pidieron aclaraciones a su arzobispo no fueron escuchados. De nuevo, Woelki no reconoció ninguna falta, pero sí culpó a los medios de comunicación del mal ambiente en la diócesis. La crisis de credibilidad de Woelki se agudizó en los últimos días con dos hechos sin precedentes.

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Las bases le perdieron la confianza a sus dirigentes. El Consejo Diocesano, la base oficial del arzobispado, canceló la cooperación en el proyecto de reforma más importante de Woelki. Como informó el diario Kölner Stadt-Anzeiger, así lo decidió la asamblea plenaria de representantes de las parroquias y las asociaciones católicas, ya que “es inaceptable que las investigaciones en curso sobre abusos sexuales encargadas sigan sin arrojar resultados”.

“Esta acción no tiene precedentes en la historia de la arquidiócesis”, explica el periódico. El Consejo Diocesano hizo un llamamiento a la dirección del arzobispado: “Asuma su responsabilidad y no retrase más el esclarecimiento y las decisiones legales basadas en los expedientes”.

Y unas horas antes, dos grupos de sacerdotes habían escrito cartas abiertas a su obispo. Más de 50 párrocos se quejan del “fallido esclarecimiento de abusos sexuales” sucedidos dentro de la arquidiócesis y advierten sobre la pérdida de credibilidad de la Iglesia. Literalmente, hablan de un “ambiente de desconfianza, sospecha y retraimiento resignado que se extiende”. Esto coincide con el elevado número de personas que abandonan la iglesia.

Woelki, una gestión “devastadora para todos”

El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, monseñor Georg Bätzing, califica de “desastre” la gestión de los abusos en Colonia. El cardenal de Múnich, Reinhard Marx, dijo además que la gestión de Woelki ha sido “devastadora para todos”.

Cuando el pasado viernes la arquidiócesis de Berlín presentó un estudio sobre la gestión de los abusos por parte de los clérigos de lo años 1946 a 2020, se revisaron también los ocurridos entre 2011 y 2014, años en los que Woelki fue arzobispo de la capital alemana. Los dos expertos que elaboraron el estudio de 669 páginas no encontraron en los archivos ninguna nota manuscrita del arzobispo Woelki sobre las conversaciones personales con los acusados. “Un hecho incomprensible”, según el abogado Peter-Andreas Brand, toda vez que Woelki trató el caso de un sacerdote acusado de abuso sexual.

Para el portavoz del movimiento eclesiástico “Somos Iglesia”, Christian Weisner, la disputa es señal de un conflicto más profundo. “Hay imágenes de la Iglesia que chocan”, dice a DW. “Woelki se aferra a una antigua imagen de Iglesia con mitra y báculo. Eso lo aísla”. Weisner también ve la dimensión alemana del conflicto: “Si una diócesis daña su credibilidad, afecta a toda la Iglesia en Alemania”. Para el portavoz de “Somos Iglesia”, sólo hay una salida al problema: “Acción rápida y coherente”.

AFP