Este martes se rechazó por segunda vez el acuerdo de Brexit que el Reino Unido había negociado durante casi dos años con Bruselas. Los diputados británicos deben votar este miércoles si aceptan o rechazan la posibilidad de una salida de la Unión Europea sin acuerdo, la que significaría dramáticas consecuencias económicas y sociales.

“A largo plazo, podríamos en última instancia acabar convirtiendo un Brexit sin acuerdo en un éxito, pero habría una conmoción económica significativa en el corto plazo, y no tengan dudas sobre el impacto que tendría en los negocios y las familias”, afirmó la primera ministra Theresa May durante el debate parlamentario del martes.

Al término de cinco horas de debates, los diputados, que en enero ya habían rechazado estrepitosamente el acuerdo de Brexit alcanzado por May con la Unión Europea, volvieron a tumbarlo por 391 votos contra 242.

Estamos mirando hacia el abismo
- Alta responsable de la City, el poderoso corazón financiero de Londres

La primera ministra había prometido en febrero que, si los diputados rechazaban de nuevo el acuerdo, organizaría una nueva votación este miércoles para que los parlamentarios dejen claro si están a favor o en contra de un Brexit sin acuerdo.

El Banco de Inglaterra advirtió que este escenario, el más temido por los medios empresariales británicos, sumiría a Reino Unido en una grave crisis económica, con disparada del desempleo y la inflación, desplome de la libra y el precio de la vivienda y casi el 10% de reducción del PIB.

Y a solo dos semanas y media de la fecha en que Reino Unido debe abandonar la Unión Europea, el 29 de marzo, crece el temor de que, a falta de encontrar una solución a tiempo, el país se vea abocado a salir del bloque de forma brutal.

Agence France-Presse
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“Estamos mirando hacia el abismo. Los políticos de todas las tendencias deben superar sus diferencias y convertir en una prioridad absoluta el evitar un Brexit sin acuerdo”, afirmó el martes Catherine McGuinness, alta responsable de la City, el poderoso corazón financiero de Londres.

“Las consecuencias financieras de un Brexit sin acuerdo son bien conocidas y los políticos deben actuar ahora para evitar que esto se convierta en una realidad para las empresas y los hogares de todo el país”, agregó.

Nuevo rechazo “histórico”

En un Parlamento muy dividido entre proeuropeos y euroescépticos no se ha identificado una mayoría clara para casi nada, salvo para descartar la posibilidad de un Brexit sin acuerdo: el 29 de enero los diputados aprobaron una enmienda, presentada por una conservadora y un laborista, que pedía simplemente excluir esta posibilidad.

Esto hace pensar que esa opción volverá muy probablemente a imponerse cuando los legisladores voten de nuevo a partir de las 19:00 horas (locales y GMT, 16:00 de Chile).

Si es así, ante la cercanía del plazo límite, la primera ministra se comprometió a organizar una nueva votación el jueves sobre la posibilidad de pedir a Bruselas una ampliación de la fecha del Brexit.

Si Reino Unido presenta una solicitud motivada de prórroga, los 27 estarán dispuestos a examinarla
- Portavoz de la Comisión Europea

Esta necesitaría, sin embargo, la aprobación por unanimidad de los líderes de los otros 27 países del bloque y estos ya advirtieron de que sólo lo considerarían si tiene un propósito claro. Y no simplemente para seguir prolongando un bloqueo que consideran motivado por cuestiones de política interna británica.

“Si Reino Unido presenta una solicitud motivada de prórroga, los 27 estarán dispuestos a examinarla”, afirmó el martes una portavoz de la Comisión Europea, precisando que el resto de países del bloque tendrán en cuenta “las razones y la duración de una posible prórroga” antes de tomar su decisión.

La víspera, la Cámara de los Comunes fue escenario de un nuevo capítulo en un drama político que parece no tener fin.

El lunes, al filo de la medianoche, May había logrado alcanzar un entendimiento con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, sobre el punto más conflictivo del acuerdo, la “salvaguarda irlandesa”.

Pero estas nuevas “garantías” no bastaron para calmar los temores de muchos diputados y el Parlamento volvió a tumbar el acuerdo en una votación cada vez menos histórica.