China reaccionó con cautela tras los ataques del secretario de Estado estadounidense designado por Donald Trump, Rex Tillerson, quien amenazó con prohibir al gigante asiático el acceso a polémicos islotes en el mar de China, lo que equivaldría a un inédito bloqueo.

El expresidente de ExxonMobil, que Trump quiere convertir en jefe de la diplomacia de su país, multiplicó el miércoles los ataques contra China, durante una comparecencia ante la comisión de Asuntos exteriores del Senado.

Vamos a tener que enviar una clara señal a China, para significarle que las construcciones sobre las islas deben cesar, y que no se permitirá su acceso” a las mismas, dijo.

Esta inédita amenaza suscitó sin embargo una moderada reacción: China “tiene absolutamente el derecho” de llevar a cabo actividades en la región, replicó Lu Kang, portavoz de la diplomacia china.

Pekín reivindica la casi totalidad del mar de China meridional
, zona considerada rica en hidrocarburos e importante ruta marítima, pero en el que varias naciones vecinas (Filipinas, Vietnam, Brunei, Malasia) también tienen sus reivindicaciones.

Para afirmar su soberanía, China lleva a cabo obras de enormes terraplenes para agrandar los islotes y arrecifes, y construir en ellos instalaciones portuarias, faros, pistas de aterrizaje o infraestructuras militares, como denuncia el Pentágono.

‘Como la toma de Crimea’

“Construir islas (artificiales) y luego instalar material militar es lo mismo que la toma de Crimea por Rusia”, dijo Tillerson.

Se apoderan de territorios y los controlan (…), son territorios que no pertenecen a China“, insistió sería el próximo secretario de Estado.

Del lado chino, se ha optado con cautela destacar la tranquilidad que reina en la zona en los últimos meses.

“La situación en el mar de China meridional se ha calmado. Esperamos que los países exteriores a la región respeten el consenso” de que esta tranquilidad “va en el interés fundamental de todo el mundo”, subrayó Lu Kang.

Además, la amenaza esgrimida por Rex Tillerson no parece un “objetivo creíble” e intentar aplicarla podría ser “contraproducente”, indica a la AFP Rory Medcalf, profesor del Australian National University.

Es verdad que Washington ha enviado varias veces navíos de guerra a la zona y aviones a los islotes, en nombre de la “libertad de navegación”.

Pero las fuerzas armadas de Estados Unidos en Asia no tienen suficientes navíos para que un bloqueo sea realista, y “es difícilmente imaginable que ello se haga sin un enfrentamiento”, advierte Medcalf.

No obstante, las palabras de Tillerson se producen en un contexto de crecientes tensiones entre el régimen comunista y Donald Trump, alimentadas por los reiterados ataques del presidente electo sobre el nivel del yuan o su proyecto de aranceles aduaneros.

Además, Trump, tras una conversación telefónica con la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, había dado a entender en diciembre que no se sentía vinculado al principio de “Una China”, lo que suscitó la inquietud de Pekín.

Según Tillerson, Estados Unidos debe afirmar a Taipei que no abandonará su compromiso de defender militarmente a la isla. Pero añadió, prudente, que no había sido informado sobre una abandono de la “política de Una China”.

Otro punto de fricción: Corea del Norte y su programa nuclear ilegal. China no ha sido “un socio fiable para usar su influencia” sobre Pyongyang, según considera el probable secretario de Estado. Tillerson dijo además que los objetivos de China están a veces “en conflicto con los intereses estadounidenses”.