El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro fue diagnosticado con cáncer de piel luego de realizarse una serie de exámenes médicos en el hospital DF Star en Brasilia.
Así lo indicó ante los medios su médico Cláudio Birolini, quien explicó que le detectaron dos lesiones cutáneas con “presencia de carcinoma de células escamosas”.
Según detalla O Globo, el oncólogo dijo que las biopsias realizadas tras extirparle dichas lesiones cutáneas confirmaron su diagnóstico.
Sin embargo, de acuerdo al médico, la extirpación ya se considera “curativa” y no se requiere tratamiento por el momento, sino que “sólo seguimiento” y evaluaciones periódicas.
El citado portal añade que las lesiones cancerosas estaban en el pecho y uno de los brazos de Bolsonaro. Birolini detalló que tras las extirpaciones, Bolsonaro quedó con vendajes y puntos de sutura, los que serán retirados en dos semanas.
El facultativo mencionó que si bien “no es el más amable ni el más agresivo”, el carcinoma de células escamosas es un tipo de cáncer de piel que puede tener “consecuencias más serias”.
Bolsonaro pasó la noche del martes hospitalizado tras ser ingresado de urgencia después de haber manifestado una crisis de hipo y vómitos, lo que lo dejó por “casi diez segundos sin poder respirar” según confirmó su hijo, el senador Flávio Bolsonaro.
El expresidente fue llevado al hospital por su esposa, Michelle Bolsonaro, con la escolta de los policías penales que vigilan su hogar en el marco de la prisión domiciliaria que le fue impuesta el pasado 4 de agosto ante un posible riesgo de fuga.
Una vez ingresado, sus síntomas y su función renal mejoraron tras la hidratación y la medicación intravenosa que le fue aplicada, siendo dado de alta durante esta jornada.
Bolsonaro fue condenado el pasado jueves 11 de septiembre a 27 años y tres meses de cárcel por haber conspirado contra el orden democrático tras su derrota en las elecciones de 2022 frente al actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva.
El líder progresista fue investido finalmente el 1 de enero de 2023 y, una semana después, miles de activistas de ultraderecha asaltaron con violencia las sedes de la Presidencia, el Parlamento y la propia Corte Suprema.