Los otros cinco sospechosos son investigados por supuestamente haber ayudado a ocultar los cadáveres, que fueron sepultados, tras ser descuartizados e incinerados, a unos tres kilómetros selva adentro del río en que las víctimas fueron interceptadas y asesinadas.

Los funcionarios de la estatal Fundación Nacional del Indio (Funai) paralizaron este jueves sus actividades y se sumaron a la jornada nacional de protestas.

Lo anterior, de activistas e indígenas, por el asesinato del periodista británico Dom Phillips y del indigenista Bruno Araújo Pereira en la Amazonía brasileña.

Funcionarios de la Funai y representantes de los movimientos indígenas se congregaron en diversas ciudades de Brasil, entre ellas la capital, Brasilia.

Esto, con carteles con las fotos de Phillips y Araújo Pereira y en los que se clamaba por “Justicia” frente a sus muertes.

La paralización por 24 horas de las actividades en la Funai se produce con el objetivo de presionar al Gobierno del presidente Jair Bolsonaro. Lo anterior, para que abra una “investigación amplia de la cadena del crimen en la Amazonía” y proteja a sus guardianes.

En Río de Janeiro, otro grupo más reducido de personas se concentraron y le rindieron homenaje a las víctimas con una versión remix de la canción indígena “Wahanararai”.

El video de Araújo Pereira, rodeado de indígenas y cantando en su idioma, circuló esta semana con fuerza en las redes sociales.

Los manifestantes en Río de Janeiro también alzaron su voz en protesta contra la “indiferencia” frente a las comunidades indígenas y las políticas antiambientalistas de Bolsonaro.

El presidente es criticado por la reducción de la fiscalización promovida por su Gobierno, el aumento de la deforestación y la minería ilegal en la Amazonía.

Protestas en Brasil tras muertes en la Amazonía

El “Fuera Bolsonaro”, que se convirtió ya en una consigna de los movimientos populares de oposición, volvió a sentirse así este jueves en Río de Janeiro. Esto, durante la protesta por la muerte del periodista y del indigenista.

Las protestas tuvieron lugar horas antes de la liberación de los cuerpos por parte de las autoridades forenses en la capital brasileña y de sus traslados a Río de Janeiro.

En total, son ocho sospechosos de haber participado en la muerte del colaborador del diario británico The Guardian y del indigenista.

Las víctimas realizaban investigaciones para un libro sobre las amenazas que sufren los indígenas de la región a manos de narcotraficantes y de mineros, pescadores y taladores ilegales.

Uno de los tres detenidos confesó el crimen y condujo a las autoridades hasta el lugar en donde los cuerpos fueron ocultados diez días después del desaparecimiento.

Los tres presos son los hermanos Amarildo y Oseney da Costa Pereira, el primero de los cuales es tratado como reo confeso. A ellos se suma además el también pescador Jefferson da Silva Lima, al que se le detuvo posteriormente.

Los dos hermanos ya habían tenido anteriormente diferencias con el indigenista, quien los denunció por pesca ilegal en el Vale do Javarí.