El gobierno y la oposición regresaron el jueves a la mesa de negociación para dar una salida a la crisis política que vive Nicaragua, un proceso que pondrá a prueba el compromiso del presidente Daniel Ortega de liberar en 90 días a cientos de detenidos en protestas antigubernamentales.

Las delegaciones retomaron las pláticas en la sede del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), en el sur de Managua, tras llegar el miércoles a un acuerdo para liberar a todos los opositores detenidos en un máximo de 90 días.

Este acuerdo es “un gran avance” y fue el primer punto de la agenda del jueves, dijo a la AFP el estudiante Max Jérez, delegado de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD).

El lunes la oposición se levantó de la mesa de diálogo luego de que la policía reprimiera con violencia el sábado a manifestantes opositores que pretendían marchar en demanda de la liberación de los presos políticos.

El gobierno se comprometió a liberar a todas los detenidos en el contexto de las protestas que estallaron en abril del año pasado y que derivaron en la peor crisis que debió enfrentar Ortega,
un exguerrillero de 73 años que lleva 12 años en el poder, con demandas masivas para su salida del poder, pues lo acusan de instaurar una dictadura marcada por la corrupción.

Según un listado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) los presos son 647, mientras que el gobierno reconoce 350 y un comité de familiares de los detenidos presentó una lista de 807.

Durante la inauguración de una obra vial al suroeste de la capital, Ortega no mencionó las negociaciones pero dijo que en medio de “conflictos terribles” trabaja por la paz y la estabilidad y, aunque “no todos pensamos igual, tenemos que encontrarnos a pesar de diferencias ideológicas y políticas”.