El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció un nuevo ataque que prolonga indefinidamente el apagón que colapsa al país desde hace más de dos días, una crisis que empujó al líder opositor Juan Guaidó a aumentar la presión para sacar del poder al mandatario.

“Habíamos avanzado casi un 70% (de reconexión), cuando recibimos al mediodía otro ataque cibernético (…) y eso perturbó y tumbó todo lo logrado”, dijo Maduro en su primera aparición pública durante el apagón, ante una multitud de seguidores en el centro de Caracas.

El gigantesco corte de luz, que Maduro consideró el “peor ataque eléctrico” en la historia de América Latina y atribuyó a Estados Unidos y a Guaidó, afecta a Caracas y 22 de los 23 estados del país, por lo que pidió “comprensión”.

Reforzando su ofensiva, Guaidó, reconocido por más de 50 países como presidente interino de Venezuela, anunció más temprano, ante miles de seguidores, una gira nacional con diputados para definir la fecha de una movilización hacia Caracas.

“¡Miraflores, Miraflores!”, gritaron sus partidarios en la avenida Victoria, en el centro-este de Caracas, refiriéndose al palacio de gobierno como destino de la movilización.

Con un megáfono, desde el capó de una camioneta, Guaidó reiteró estar dispuesto a autorizar la acción de una fuerza extranjera. “¡Intervención”!, vociferó la muchedumbre, a lo que el opositor respondió, parafraseando al presidente Donald Trump: “Todas las opciones están sobre la mesa”.

La crisis eléctrica en el país petrolero, de 30 millones de habitantes, comenzó el jueves y el servicio ha sido restablecido durante apenas algunas horas.

La masiva falla eléctrica se produce en medio del hartazgo por una fuerte crisis económica, con escasez de medicinas y alimentos y una hiperinflación que ha provocado el éxodo de 2,7 millones de venezolanos desde 2015 según la ONU y que la OEA proyecta llegará a cinco millones este año.

“Ya no aguantamos”

Ante la prolongación de la crisis, el presidente anunció la distribución de alimentos, agua y asistencia a hospitales, que han vivido situaciones dramáticas; los que tienen plantas generadoras las usan solo para emergencias.

Grupos de derechos humanos y opositores denuncian la muerte de pacientes, lo que el gobierno niega.

“No hay agua, no hay luz, no hay comida. Ya no aguantamos”, dijo Jorge Lugo, un manifestante opositor.

En Caracas y su periferia, donde viven seis millones de habitantes, seguía suspendido el Metro, lo que obliga a la gente a largas caminatas. Los comercios seguían cerrados.

“Le decimos al imperio que vamos a vencer cualquier saboteo que intenten. Ellos hicieron el apagón”, afirmó Solandia Pacheco, en la manifestación chavista, convocada al cumplirse cuatro años del decreto estadounidense que declarara a Venezuela una “amenaza”.

El apagón obligó a suspender actividades laborales y escolares, causando zozobra en la población, que tampoco ha tenido agua y ha estado prácticamente incomunicada por la inestabilidad de las redes de telefonía e internet.

“El problema es la comida, había comprado carne y se va a dañar”, declaró a AFP Luis Álvarez, transportista de 51 años.

La colapsada economía está paralizada, ya que nadie puede retirar dinero de los cajeros ni usar ningún tipo de tarjetas, en un país donde las transacciones electrónicas son indispensables incluso para operaciones pequeñas como comprar una barra de pan por la escasez de efectivo.

Algunas personas sacaban gasolina de sus vehículos para alimentar plantas generadoras, pues muchas estaciones de servicio estaban cerradas y en las muy pocas que estuvieron abiertas había largas filas.

“La sensación de desespero también la tengo”, confió Guaidó, jefe parlamentario de 35 años, advirtiendo ahora sobre una crisis en el suministro de gasolina.

“No me tiembla el pulso”

Maduro mantiene un duro enfrentamiento con la administración de Trump, que advierte una agresión contra Guaidó tendrá “serias consecuencias”.

“Todo tiene su momento (…) y a mí no me tiembla el pulso para hacer justicia”, expresó Maduro ante pedidos de sus seguidores para apresar a Guaidó, a quien tildó de “payaso” y títere”.

Maduro denunció “ataques electromagnéticos” al “cerebro” de la hidroeléctrica de Guri, ubicada en el estado Bolívar (sur), la mayor de Venezuela y la segunda de América Latina, superada solo por la de Itaipú (Brasil-Paraguay).

La oposición y expertos responsabilizan al gobierno por falta de inversiones y mantenimiento y por la corrupción ante recurrentes interrupciones del servicio eléctrico, principalmente en el interior del país, pero las autoridades denuncian constantes actos de “sabotaje”.

El asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, consideró que “el sistema eléctrico de Venezuela colapsó” debido “a años de una gestión corrupta de Maduro”.

El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez anunció que Venezuela denunciará a Estados Unidos por el apagón y presentará las “pruebas del sabotaje” a una misión de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU que llegará el domingo al país.

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, calificó al apagón de “agresión deliberada” por parte de Washington y anunció un “despliegue de seguridad” de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).