El expresidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, fue nuevamente condenado a prisión por una segunda cauda de corrupción y lavado de dinero en su contra, que se suma a la que cumple desde abril pasado una cárcel de Curitiba.

Un tribunal de primera instancia de Curitiba (sur) estimó que el exmandatario de izquierda (2003-2010) se había beneficiado de reformas en una hacienda en Atibaia (interior de Sao Paulo), a cambio de obtener contratos en Petrobras.

La magistrada Gabriela Hardt estimó en su sentencia que “la culpabilidad [de Lula] es elevada”, pues “recibió ventajas indebidas en función de su cargo de presidente de la República, de quien se exige un comportamiento ejemplar”.

La condena se dio en el marco de la Operación Lava Jato (lavadero de autos), que desde 2014 inculpó o enjuició a decenas de empresarios y políticos de primer plano, relacionados con una red de sobornos centrada en la petrolera estatal.

Lula enfrenta varias otras causas penales, pero se declara inocente en todas y denuncia una conspiración político-judicial para impedir que el Partido de los Trabajadores (PT),
del cual fue cofundador en 1980, vuelva al poder.

Lula, de 73 años, cumple desde abril una condena por corrupción pasiva y lavado de dinero, como beneficiario de un apartamento en el litoral de Sao Paulo a cambio de favorecer a una constructora en contratos con la estatal Petrobras.